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viernes, noviembre 22, 2024

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CORTÉS, HONDURAS. Desde marzo de 2020 se quedó sin trabajo, pues la empresa con la que colabora debió cerrar operaciones y aún no tiene permiso para reactivarse, después, en noviembre del mismo año, su casa quedó sumergida por las inundaciones que provocaron Eta e Iota, pero, ahora, en lugar de quedarse de brazos cruzados, encontró una forma de resurgir del fango.

Su situación

Carlos Canaca es un hombre de 49 años de edad, reside solo, pues sus dos hijos ya crecieron y formaron su propia familia. Se le puede encontrar todos los días en el centro de La Lima, vendiendo palomitas y manzanas caramelizadas, productos que usualmente tienen mayor aceptación durante las ferias, las cuales están relacionadas al trabajo que hacía antes de la pandemia.

«Yo tengo 18 años trabajando en una empresa de juegos mecánicos, como usted puede imaginarse, somos del rubro de la recreación y aún no tenemos autorización para regresar a labores. Nuestros jefes nos pudieron dar salario hasta junio, a pesar de que no recibían ingresos», contó don Carlos.

Don Carlos permanece en el parque de La Lima desde la tarde hasta la noche.

Cuando dejó de devengar sueldo, a partir de julio, Canaca se mantuvo sobreviviendo con ahorros. Su «ventaja» es que, como vive solo, nada más compraba lo suficiente de comida para él, procurando racionar al máximo, metodología que le funcionó perfectamente hasta la llegada de los huracanes.

«Ayudas del gobierno, pues, la verdad que no he recibido, aunque, yo no espero nada. A pesar de que La Lima fue afectada, gracias a Dios tengo la oportunidad de estar aquí, haciendo la lucha, y por supuesto, tenemos salud, lo cual es muy valioso», comentó don Carlos.

Él, como muchas otras personas, no pudo rescatar nada de su casa, pues, por la velocidad de la crecida del río, el tiempo solo le alcanzó para salvarse a sí mismo.

Las palomitas son las favoritas de los niños.

Emprendiendo con comida tradicional de ferias

Con su hogar destruido, sin posibilidad de encontrar un nuevo trabajo y con los ahorros agotados, don Carlos decidió comenzar un pequeño emprendimiento, el cual tuvo gran aceptación entre los limeños.

Las manzanas caramelizadas y las palomitas con margarina son todo un éxito. Cada vez que se coloca en las aceras del parque, las personas inmediatamente comienzan a consumirle. Nada más lleva cinco días vendiendo, y no ha habido uno en que le sobre producto.

«La idea de emprender es, además de subsistir, aspirar a convertirse en un empresario grande. Todo negocio inicia así, desde abajo. Quiero exhortar a las demás personas de La Lima a no quedarse de brazos cruzados. Hay que levantarse, a pesar de que la situación sea adversa», motivó él.

El futuro es incierto, dice Canaca. Nadie sabe con exactitud cuándo acabará la pandemia del COVID-19, la reconstrucción de La Lima aún va en marcha y, por tanto, lo mejor es vivir un día a la vez, sin estar atenido al futuro.

«Le doy gracias a Dios por la oportunidad de emprender, a todos los clientes, que vienen bastante seguido, y a todas las personas que me hacen sugerencias y comentarios», concluyó don Carlos.

Las manzanas caramelizadas también tienen buena aceptación.

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