Un histórico jefe de la ‘barrabrava’ (hinchas violentos) de Boca Juniors, Gustavo ‘El Oso’ Pereyra, de 49 años; murió acribillado en su casa. El hecho sucedió la madrugada del miércoles, informaron fuentes judiciales argentinas.
Pereyra mantenía en los últimos tiempos un enfrentamiento con los nuevos conductores del principal grupo de hinchas denominado «la Doce». El «Oso» intentaba recuperar el poder, según las fuentes.
Uno o más hombres entraron a su casa en la periferia sur y lo mataron de siete disparos, de acuerdo a las primeras investigaciones. Pereyra había cumplido penas de prisión por agresiones dentro y fuera de las canchas.
Boca es el líder de la Superliga argentina. Su numerosa hinchada genera para los ‘barrabravas’ suculentas ganancias. Todo por venta ilegal de tickets; mercadeo ‘xeneize’ y cobro de aparcamientos de autos. Esto en las calles que rodean el estadio La Bombonera los días de partido.
Fuentes policiales le confirmaron que Elva Lucía Pérez, madre de Pereyra, declaró que «Un sujeto de sexo masculino, calvo; con poco pelo en los costados y gordo», acudió a su domicilio. Llegó preguntando por su hijo y que él lo atendió.
Tras retirarse rumbo a la cocina, la mujer escuchó segundos después varias detonaciones de un arma de fuego. Al salir para ver lo acontecido observó a su hijo tendido en el piso con múltiples heridas en distintas partes del cuerpo. Mediante la ayuda de algunos familiares, Gustavo Pereyra fue trasladado al Hospital Oñativia de Rafael Calzada.
En la puerta del departamento se encontraron manchas hemáticas y ocho vainas servidas de un arma calibre 9mm. La Policía solicitó las cámaras de seguridad del municipio y de privados.
No obstante con el crimen de Pereyra, la violencia en el fútbol se cobró seis víctimas fatales en lo que va de 2017. Igual cómputo que en 2016, según reportes de la ONG Salvemos el Fútbol.
Entre 2013 y 2015 se habían registrado 34 muertes y suman más de 300 desde 1922, de acuerdo a estadísticas de la ONG.