SAN PEDRO SULA. Desde una silla de ruedas Yenssi Patricia Ochoa Orellana, ahora con 16 años de edad, vive y sueña con estudiar como cualquier niña en Honduras.
Pero Yennssi no ha tenido la suerte de otras niñas. Desde antes de nacer, ella luchó contra una sentencia de muerte: Un médico le pronosticó a su madre que no iba a sobrevivir por una malformación en la columna vertebral.
Pero el diagnóstico falló. Ahora con 16 años, Yennssi se mueve en una silla de ruedas eléctrica y enfrenta la malformación conocida como mielomeningoncele.
Esta anomalía hace que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se cierren antes del nacimiento de unj bebé. Es una especie de columna bífida. La explicación médica sobre esta deformación es que durante el primer mes de embarazo, los dos lados de la columna vertebral del bebé (o espina dorsal) se unen para cubrir la médula espinal, los nervios raquídeos y las meninges (los tejidos que cubren la médula espinal), pero en el caso de la recién nacida el cierre fue incompleto, esto hace que no pueda caminar.
Además de la deformación de la columna, a la recién nacida también le descubrieron que había nacido con pie equinovaro, o sea que los pies se encuentran invertidos hacia adentro o hacia afuera, semejando un palo de gol.
La niña que nació el 31 de marzo de 2000, debido a la hidrocefalia y sus deformaciones permaneció interna por espacio de 18 días en una sala cuna y fue operada en varias ocasiones.
Dos meses después de recibir el alta, la hidrocefalia empezó a dar problemas, los médicos tuvieron que colocarle una válvula en la cabeza que se le infectó cuatro meses después.
Luego que los galenos abrieron otra vez el cráneo de la niña para retirar el aparato contaminado, la madre de la recién nacida Sonia Patricia Orellana y su padre Néstor Enrique Ochoa, tuvieron que esperar 21 días para que un galeno le colocara una válvula nueva.
Y como si fuera poco, la niña, que apenas tenía meses de nacida, también fue operada de pie equinovaro. Por todos sus males fue tratada con terapia por cinco años en la Teletón. En esta institución la recuperaron y la fortalecieron.
Posterior a estas intervenciones, los padres a cada momento la llevaban a al Seguro Social para que la trataran de las infecciones que habitualmente le aparecían.
Con el tiempo mejoró y se recuperó. Entonces sus padres la matricularon en un kínder privado, pero esta alegría duró poco ya que tuvieron que retirarla de ese centro debido a que una maestra no la dejaba jugar con sus compañeritos y la niña comenzó a sentirse aislada.
A los seis años ingresó a la escuela Edgardo Alanís Pérez, teniente muerto en la guerra con El salvador. En ese centro educativo público fue acogida con entusiasmo por profesores y alumnos con quienes participaba en juegos y otras actividades escolares.
En esas mismas instalaciones curso estudios hasta tercer año, luego la matricularon en el Instituto Técnico en Administración de Empresas (INTAE), en donde sólo asiste los sábados y domingos.
Está en primer año de mercadeo. Yenssi espera coronar su carrera en el 2018 para luego ingresar a la universidad en busca de obtener una licenciatura en dicha área. Sueña con ser una mujer de empresa. Hasta el momento no ha perdido ningún año.
En el instituto ha participado en los certámenes alusivos a la india bonita y a la madrina del colegio. Para los festejos del día de la madre canta, baila o declama. Yenssy cuyo carácter está bien definido y sabe lo que quiere ser, no siente ningún complejo, al grado que en las fiestas que organiza en el colegio o en su vivienda es la primera que empieza a bailar. “cuando estoy enfiestada o bailando, me siento la más linda” afirmó.
La niña como le dicen sus familiares, en el año 2011 les volvió a dar un tremendo susto a sus progenitores, a ella se le estalló el apéndice y se contaminó. Luego de llevarla al centro médico fue rescatada de la muerte por un pediatra.
Yenssi aclara que tiene muchas amigas, pero que un estudiante llamado Oscar Rivera, es el de mayor confianza, vive cerca de Yenssy y es el chico que la cuida y la traslada de un lado a otro cuando está con ella.
Reveló que sus mejores días son cuando anda paseando y cuando organiza bailes ya que le gusta mover su anatomía. También manifestó que sus peores días son cuando piensa en la forma que está. En ese momento se enoja y se encierra en su alcoba.
A ella la flor que más le gusta es el girasol por el esplendor y la grandeza que irradia.
Para la familia Ochoa – Orellana, ahora que su Yenssi ha crecido y se desenvuelve con naturalidad y está a dos años de graduarse, están más tranquilos y confiando en Dios que los días oscuros e intranquilos que vivieron con su nena, no vuelvan jamás.
FITO MOLINA