CORTÉS, HONDURAS. Solía vender pan en las calles de San Pedro Sula, la vida nunca le otorgó facilidades, pero él se aferró, hasta el último suspiro, a salir adelante, según lo informado.
Wilson Emiliano Madrid Vázquez creció en la comunidad de El Cerrón, municipio de Concepción del Norte en Santa Bárbara. Ahora, residía en la colonia Flor de Cuba de la capital industrial.
Laborioso y perseverante
El miércoles, iba en camino a cumplir una jornada laboral más. Tomó su bicicleta y se dispuso a pasar por una plancha en el sector de Ticamaya. Cabe decir que el agua había crecido mucho debido a la fortaleza del fenómeno tropical «Iota».
Pero, él no estaba dispuesto a justificar con aquella tremenda corriente que no cumpliría con su labor. Jamás se acostumbró a las cosas fáciles.
Una pequeña retrospectiva, mediante el relato de familiares, nos permite tener presente que, cuando Wilson era el «comerciante callejero» de pan, debía vender todo su producto o pagar él mismo lo restante a su patrón. No ponía excusas.
Cercanos comentan que, como no tenía muchos recursos, él se vestía con camisetas con notorio desgaste. Su calzado descocido urgía del más valiente zapatero, pero él seguía con vista hacia adelante.
Es así que no vaciló en tomar su bicicleta con ambas manos y cruzar la corriente de agua. En un determinado momento, tropezó. Entonces, se aferró con una fuerza desmedida a su transporte, tratando de no ser arrastrado.
Luchó por ponerse de pie, pero el agua se lo impedía. De un momento a otro, la corriente se lo llevó. Instantáneamente, según lo informado, se esfumó entre el vasto caudal. Todo quedó captado en video.
En el audiovisual, se escuchan gritos desesperados. Un hombre ya perdía las esperanzas y decía, «yo creo que ya se ahogó». Otro lugareño no se rendía tan rápido e invitaba a las demás personas en la escena «a buscarlo allá abajo».
Cierre y legado
Por varios días, no se supo más de él. Su familia lo buscó por doquier. Incluso, trascendían rumores de que él estaba en la morgue de la localidad. No obstante, cuando iban allí, desmentían tal versión.
La fatídica -pero inminente- noticia se confirmó la noche del viernes. Se desvaneció la posibilidad de un milagro. Se encontró su cadáver en las orillas de una quebrada, bastante lejos de donde desapareció inicialmente.
Sus allegados ya retiraron los restos mortales de la morgue y ahora podrán proceder a un homenaje póstumo y su respectivo sepelio. Además, podrán tener la certeza de que él, siempre luchó.
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