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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Comenzó con su negocio en 1979, desde ese entonces doña Josefa Bonilla Salinas, se ha consolidado y posicionado como la vendedora de rosquillas más ricas de Honduras.

La historia detrás de ella forma su esencia, así como la trayectoria y el duro trabajo para lograr lo que alguna vez vio como imposible hablan por ella.

Doña Josefa conocida cariñosamente como abuela Chepita es ejemplo de la perseverancia, la entrega que una persona puede hacer para llegar a donde está. Su vida e historia le roba el corazón a cualquiera.

Ella nació en Lejamani, Comayagua zona central del país. Es la mayor de 2 hermanos. Su papá se llamaba Pánfilo Bonilla y su mamá Mirtala Salinas. Tuvo 9 hijos a los que ha sacado adelante gracias al esfuerzo que ha realizado con su negocio.

Doña Josefa tiene una larga trayectoria como emprendedora. Y con su humildad logró obtener el premio Copan 2018 a emprendedor individual.

A ella la motivó la necesidad de poder darles un mejor futuro a sus hijos. Al momento de abrir el negocio su mayor obstáculo fue el dinero. Pero gracias a su fe puesta en Dios las cooperativas y los bancos le abrieron las puertas. “Siempre fui una persona honrada y honesta”, aseguró.

De acuerdo a doña Josefa emprender su negocio de rosquillas no le resultó tan difícil porque ya tenía “la línea”.  Se trataba de levantar más y darle realce al negocio. “Mi familia me dio un gran apoyo y las personas de mi pueblo”, destacó.

Doña Josefa Bonilla

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 Doña Josefa antes del rubro de las rosquillas se dedicó a otros negocios

Con papeles en reglas, doña Josefa tiene 15 años de dedicarse al negocio de las rosquillas formalmente. Comentó que tiempo atrás no le obligaban tener papeles por lo que ella vendían en su casa. “Los clientes siempre me buscaban”, afirmó.

Asimismo, relató que antes de la producción de rosquillas se dedicó a muchos otros negocios.  “Mi meta era educar a sus hijos para que no quedaran como yo fui. Mi primer negocio fue destazar cerdos. Me gustó mucho y pensé que esta era mi meta para criar a mis hijos. Vendía chicharrones carne de cerdo, nacatamales, chorizos”, detalló

Igualmente, contó que todos los días se levanta temprano a hacer sus oraciones. A las 6 a.m. ya está lista ya para recibir a los clientes. Incluso, dijo que algunos le tocan el timbre porque van de viaje.

También recibe llamadas del extranjero pidiéndole encomiendas de sus productos. Las rosquillas de Doña Josefa son tan deliciosas que las buscan de todos lados.

Otra historia son los tres hornos en los que ella hace sus producciones. Los construyó desde sus inicios y el más grande tiene cupo para 21 latas repletas de rosquillas. En el otro horno caben 14 y en otro 9 latas. Dichos hornos la han acompañado desde siempre.

Doña Josefa indicó que actualmente tiene 7 empleadas, cinco que laboran en las rosquillas juntamente con el horno. Y las otras preparan la harina en el molino. Algunos miembros de su familia se dedican al empaquetamiento del tradicional alimento.

En ese sentido, indicó que la producción diaria de rosquillas es aproximadamente una carga de maíz. Lo anterior, viene siendo unas 200 libras diarias de maíz y 200 libras de cuajadas diarias.

Doña Josefa Bonilla

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Recibió el premio Copán 2018 de emprendimiento individual

Doña Josefa Bonilla

Cuando recibió el premio Copán 2018 de emprendimiento individual se sintió muy feliz. En ese momento se preguntaba el por qué la eligieron a ella siendo una mujer pobre y luchadora.

“Cuando gané el premio no lo podía creer. Me sentí feliz al ser aplaudida por el público que admiró su esfuerzo a lo largo de estos años”, comentó.

Actualmente, el producto de doña Joasefa se vende en diversos negocios como ser Finca del Carmen, los Almendros en Comayagua. Y por medio de revendedores sale a otros lugares.

Igualmente, manifestó que su negocio se encuentra en la Villa de San Antonio, Comayagua. Además de las rosquillas, elaboran también empanadas, alforas, tustacas y el buen cafecito.

El mensaje de doña Josefa es en forma de  consejo. Ella alienta a los emprendedores a que se arriesguen a trabajar y a ser honesto. “Trabajar con honradez para que las puertas se abran”, incentivó.

Personas como doña Josefa son los agentes de cambio que necesita el país. Su historia enseña que en la vida no todo es fácil pero que con esfuerzo y positivismo se puede alcanzar cualesquier sueño que se plantee.

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