TEGUCIGALAPA, HONDURAS. La hondureña Aurelia Quesada Sánchez es una artista nacional que traspasa fronteras con sus pinturas. Actualmente reside en Buenos Aires, Argentina, y ha presentado varias exposiciones de arte.
En entrevista exclusiva a TIEMPO Digital, Quesada aseguró estar en la eterna búsqueda de un nivel de expresión que le permita manifestar su mundo.
La hondureña dijo que los retos al incursionar en el arte son contantes y diarios. “El primer reto es con uno mismo, creerte y convencerte de que tu trabajo vale. Para mí, la respuesta es no dejar de producir y con cada pieza dejar el corazón”, aseveró la artista.
Quesada es una mujer que rompe con los estereotipos de belleza y conducta, que destaca por su carácter, coraje y autenticidad. Sin dejar de lado, el cariño, la bondad, la fe y resiliencia que la caracteriza.
La mujer se graduó de la Escuela Nacional de Bellas Artes y estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), misma que espera culminar como un desafío personal.
Pero actualmente continúa estudiando por su cuenta en la pintura. “Incursionando en diferentes técnicas artísticas y otros campos. A veces experimentando por mí misma y otras veces con la maravillosa herramienta del internet, que es capaz de convertir a cualquier persona en lo que quiera ser si así lo desea”, detalló Quesada.
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Aurelia Quesada admira a su padre, premio nacional de Literatura
Aurelia María Quesada Sánchez, es hija Dora Sánchez y del poeta y pintor José Luis Quesada Bardales. A ambos les guarda cariño y admiración.
La entrevistada recordó que junto a sus hermanos tuvo una niñez feliz. “Subíamos a árboles, al techo de mi casa y rayábamos las paredes. Fuimos unos niños muy felices, traviesos y activos. Algo que les agradezco a mis padres es que siempre nos dejaron hacer lo que queríamos. A diferencia de unos padres desentendidos, ellos sabían que la manera de amar a sus niños era dejándolos ser y confiando que todo iba a estar bien” dijo Quesada.
Por tal motivo, la hondureña aseguró que le gustaría dejar un legado como el de su padre:
“Si dejara un legado, yo quisiera como mi padre José Luis Quesada, ser recordada. Él no sólo es recordado y será recordado como un escritor hondureño, sino también como un buen amigo, un buen padre, un buen hombre; ese legado, de ser posible, quisiera dejar” expresó Aurelia.
Vocación
Actualmente, Aurelia se especializa en la pintura de caballete, y su técnica es el acrílico sobre lienzo.
“Generalmente plasmo mis ideas y pensamientos a través de un estilo semi-figurado con motivos variados entre lo arquitectónico y abstracto, entre la belleza y la naturaleza”, detalló la entrevistada.
Quesada descubrió su vocación desde muy pequeña. Esto, gracias a la libertad que sus padres le dieron.
Según Quesada “la vocación se define de varias maneras: aquella que surge de un deseo primitivo e inocente; y la vocación que va evolucionando a lo largo de la vida».
«Por ejemplo, yo sabía que quería crear, pero no sabía cómo desarrollarlo en un campo profesional. Por eso quise estudiar la arquitectura, una salida, digamos, lucrativa y prestigiosa en la que podía volcar mi creatividad. Pero con el tiempo me di cuenta de que la vocación no se crea, viene con uno. Por eso supe que no era mi vocación, porque la vocación se debe hacer con pasión», dijo ella.
Inspiración y aspiración
En cuanto a en qué se inspira, Quesada dijo: «me inspira mucho la gente. Tengo un interés particular en retratar cuestiones tácitas humanas. Digamos aspectos de la psique. La forma en como el ser humano lucha con aspectos internos y su relación y comprensión del entorno. Disfruto mucho hacerlo con motivos variados, aunque uno de mis temas favoritos es el retrato femenino. En fin, me inspiran las emociones y mi deseo es captarlas. Y pues visualmente para mí una buena pintura es aquella que de ganas de comérsela al primer vistazo: eso busco y eso me inspira».
Seguidamente, la joven dio a conocer a qué aspira: «mis aspiraciones son poder desarrollar una carrera sólida con mi pictórica. Ser capaz de mostrar a diferentes públicos mi trabajo. Representar la plástica hondureña, como ciudadana del mundo, en una era contemporánea. Emprender con mi diseño con productos propios y para otros, quiero decir, incursionar en «image maker». Y mientras tanto quiero desarrollarme en las diferentes ramas que me permita mi creatividad, capacidad y habilidad plástica visual».
Deja fuera los estereotipos
Aurelia Quesada también decidió compartir su historia de amor. Detalló que salió del país luego de un año de mantener una relación a distancia.
La artista recordó cuando «llegó al aeropuerto Tocotín, una de las personas más lindas que he conocido en mi vida; un tipo con un aura mágica, risueño como un niño, valiente y orgulloso. Una de las personas que más amo y admiro. Comenzó esta historia de amor a primera vista, con muchos desafíos y preguntas por delante, y con el poder que solo lo impulsa un amor que cree en sí mismo, con toda la fe y todo el deseo de mantenernos juntos», comenzó la joven.
«Decidimos dar el siguiente paso y esta vez sería yo yendo a Buenos Aires, Argentina. Llegué a este increíble país y ciudad enorme, aunque abrumadora, me ha recibido con todo el amor, la apertura artística y cultural que particularmente una ciudad cosmopolita como ésta puede ofrecer. Llevo cerca de un año viviendo aquí. Dada tal eventualidad de importancia significativa, ya que marca un hito en mi vida, quiero aprovechar la oportunidad para hacer un especial anuncio: pedirle matrimonio a mi amor y mejor amigo, Camilo Gambluch, razón de mi locura. ¡Sólo espero que diga que sí!”
SOBRE EL ARTE EN EL PAÍS
A criterio de la hondureña, en el país hay muchísimo talento:
«Lo que falta no son artistas, sino una valoración del trabajo artístico. En Honduras, la escala de necesidades prioriza otras cosas como necesidades básicas antes que el arte, entonces el arte se convierte en un lujo».
Por otro lado, la artista expresó que para que el arte hondureño tenga auge «es necesario salirse del esquema de conceptualización del arte académico y decorativo. Adaptarse a los tiempos que corren, mostrar una expresión personal», concluyó.