ESTADOS UNIDOS. Siete integrantes de una familia de hondureños fallecieron en el estado de Minnesota, por inhalación de monóxido de carbono del sistema de calefacción de la casa que habitaban.
A las víctimas las identificaron con los nombres de Belin Humberto Hernández, Marleny Jackeline Pinto (esposos), y sus hijos Breylin Fabela, Mike Bradley y Marbeli Hernández.
También perdieron la vida, Elder Noé Hernández Castillo, hermano de Belin Humberto Hernández, y Mariela Pinto, sobrina de Marleny Pinto.
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Las muertes han generado todo tipo de sentimientos, desde tristeza, impotencia, hasta indignación. Ellos eran originarios del municipio de San Francisco de Yojoa, ubicado en el departamento de Cortés.
El hallazgo lo hicieron el pasado viernes, cuando varios vecinos notaron que no habían salido de la casa, en Moorhead, y tampoco escuchaban ningún ruido. Ante ello, llamaron a la Policía.
Nelson Castillo, hermano de los fallecidos, indicó a un medio que la noticia le cayó como un balde de agua fría, pues no lo podían creer.
Él expresó: «Fue un momento terrible, jamás pensamos que algo así les podía pasar. Ellos se fueron del país con el propósito de buscar un mejor futuro y de ayudarnos. Es duro, no se lo deseo a nadie».
Castillo agregó que su hermano se fue del territorio nacional hace como ocho años, porque no encontraba oportunidades para salir adelante y su otro hermano Elder tampoco.
«Lamentablemente deja tres niños aquí», contó. De igual forma, el hermano relató que a Elder le costó cruzar y que solamente tenía un año de estar allá. Además, externó que aún estaba pagando el «coyote» que lo llevó.
«Se comunicó el cuñado de mi hermano y me dijo: Mire Nelson, tengo malas noticias. ¿Está preparado, verdad? Pues mire que llegué a la casa y estaban todos tirados, uno estaba en un cuarto, mi hermana en la sala y otro por allá«, reveló.
Los hondureños se habían convertido en el sustento de sus familias en Honduras. Ellos, por su parte, sostienen que es una pesadilla, la que están viviendo. Teodora Castillo, madre de los dos fallecidos, suplicó entre lágrimas que le ayudaran con la repatriación de los cuerpos.
«Los quiero ver por última vez a mis hijos», comentó la señora. Al mismo tiempo comentó que necesitan 17 mil dólares (unos 408 mil lempiras) para hacer el trámite correspondiente.
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