Nacido a finales de la década de los 60, el hiperrealismo consiste en una corriente pictórica que, más allá de copiar la realidad milimétrica y minuciosamente, permite comprender la naturaleza intrínseca de lo cotidiano, así como adentrarse en su esencia.
En este sentido, se pretende plasmar objetivamente lo retratado, en la búsqueda de alcanzar, finalmente, la perfección.
En consecuencia, la banalidad de los objetos inanimados de la vida ordinaria, lo doméstico y lo estático, se convierten en los principales temas de este movimiento artístico.
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Características del hiperrealismo
- También es conocido como realismo radical.
- Nace en Estados Unidos, a finales de la década de los 60.
- El hiperrealismo supone un dominio magistral de la técnica del artista, bien se trate de pintura o escultura. En la búsqueda por la perfección, el hiperrealista elimina toda emoción y sentimiento, a partir de la carencia de pinceladas notorias, y de este modo, permite al espectador analizar la obra desde una perspectiva objetiva e imparcial.
- No dista demasiado del concepto de otra de las corrientes artísticas más relevantes de la década, el pop art, en vista de que busca representar lo banal y cotidiano, milimétricamente representado.
Principales exponentes del hiperrealismo
Mary Pratt es considerada una de las artistas más importantes dentro de esta corriente pictórica. La pintora canadiense buscaba, a través de un hiperrealismo simbólico y cotidiano, representa objetos del mundo ordinario, fácilmente reconocibles para el espectador. Por medio del extraordinario dominio de la técnica y la capacidad de recrear espacios cálidos y acogedores.
El estadounidense Chuck Close, por su parte, se trata de una de las figuras más interesantes dentro de este movimiento. El artista, basado en el fotorrealismo como variante de esta corriente, sustentó su trabajo en la elaboración de inmensos retratos a partir de imágenes.
En cuanto al hiperrealismo en la escultura, el artista de origen australiano Ron Mueck se encargó de redimensionar el estudio de los detalles anatómicos, por medio de obras a gran escala. Y de este modo, permitir al espectador conectar, paradójicamente, con la falta de emotividad de los personajes.
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