TEGUCIGALPA, HONDURAS. Pena y frustración ha causado la muerte violenta de Jenny Isabel Mejía Amador, la fémina hallada con signos de tortura en el sector de Támara, Valle de Amarateca, Francisco Morazán.
Mejía Amador falleció la tarde de ayer, lunes, y según información policial, habría sido golpeada a pedradas hasta quedar sin vida.
La fémina había desaparecido sospechosamente de su casa, por lo que sus familiares se alarmaron. Según relatos de los parientes, se sorprendieron que Jenny no estuviese en su casa, y al pasar varias horas sin saber de ella, comenzaron a buscarla.
Luego de buscarla por varias horas, uno de los pobladores avisó del hallazgo del cadáver, el cual yacía tirado en un sector solitario de Támara. Las autoridades de la Policía llegaron y de inmediato comenzaron a recabar pistas, sin embargo, hasta el momento todavía no se sabe nada del crimen.
De acuerdo con medios de comunicación locales, la occisa vestía un jean color azul marino, camisa blanca, chamarra rosada y tenis negros con amarillo.
La mujer se encontraba con la cabeza completamente ensangrentada, con signos de tortura y golpeada con piedras. El cuerpo estaba bocarriba y con las manos extendidas.
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La fémina dejó dos hijos huérfanos
Los parientes desconsolados comentaron que la mayor tristeza recae en los dos hijos de la mujer. Los dos son menores de edad, uno de 12 años y otro de 14 años, afirmaron los dolientes.
Asimismo, la población se consternó ante ese acto, pues los crímenes violentos no paran en el país y mantienen en zozobra a los ciudadanos. Además, las féminas repudiaron el hecho y han llamado a las autoridades de la Policía a frenar los crímenes.
«¿Cuándo van a parar de matar mujeres?«, se preguntó una dama en Facebook.
«Esto va para peor, ya no hay autoridades», «¡Qué estaremos pagando los hondureños para merecer gobiernos inútiles incompetentes!», lamentaron otros usuarios.
De acuerdo con la directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), Migdonia Ayestas, reveló que se registran, al cierre de enero de 2022, más de 300 muertes violentas en el país. De estas, al menos 30 son femicidios según el Centro de Derechos de Mujeres (CDM).
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