Haití se encuentra sumergida en una crisis social y política, luego del asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse, en su residencia. El ataque se perpetró en las afueras de su casa en Puerto Príncipe.
«Este momento amenaza con profundizar la agitación que ha prevalecido en el país durante meses», dijo el primer ministro interino, Claude Joseph.
Ante esa situación, miles de haitianos se han mostrado nerviosos intentando comprender lo que podría suceder en los siguientes días. Mientras tanto, los gobiernos extranjeros evalúan con dificultad la situación.
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También, el ministro mencionó que el presidente había sido “asesinado cobardemente”, pero los asesinos “no pueden matar sus ideas”. Asimismo, llamó al país a “estar en calma” y dijo que daría un mensaje a la nación.
De igual manera, aseguró que la situación de seguridad del país estaba en manos de la policía y el ejército. No obstante, los observadores internacionales advirtieron que la situación podía salirse de control rápidamente.
Joseph dijo que por el momento, él estaba dirigiendo el país. No obstante, no quedó claro cuánto poder tiene, ni por cuánto tiempo. Se espera que un nuevo primer ministro reemplace a Joseph.
LLAMÓ A LA CALMA
Claude, expresó: “Busquemos la armonía para avanzar juntos, para que el país no sucumba al caos”. También, prometió que el grupo responsable por el asesinato será llevado ante la justicia.
La noticia estremeció al país caribeño, una nación ubicada a poco más de 1000 kilómetros al sureste de Miami. Pero, la crisis no es reciente.
En los últimos meses, las calles de Haití han estado repletas de furiosas protestas exigiendo la remoción de Moïse. Él se aferró al poder y gobernó por decreto durante más de un año.
Constitucionalistas y expertos legales, argumentaron que su mandato ya había concluido. Otras instancias internacionales y países como Estados Unidos, respaldaron su postura de que el mandato de Jovenel no terminaba, sino, hasta el próximo año.
Las calles han sido controladas por grupos criminales armados. Estos han secuestrado incluso a niños en edad escolar y a ministros religiosos a mitad de sus servicios en las iglesias, dieron a conocer en reportes.
Sumado a ello, la pobreza y el hambre han ido en aumento y el gobierno ha sido acusado de enriquecerse y de no proveer los servicios más básicos. Ahora, el vacío político que dejó el asesinato de Moïse podría alimentar un ciclo de violencia, advirtieron los expertos.
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