TEGUCIGALPA, HONDURAS. Imagínese que usted -o alguien cercano- está a punto de tener un hijo y quien le va a dar la bienvenida al mundo es un médico que trae puesto un disfraz de un personaje de televisión, pues los pacientes de este querido doctor lo vivían de una forma única.
Eso significaría que está usted ante un doctor (pediatra, en este caso) diferente. Esa es la valoración de Kevin Canales, un profesional de la Medicina, al momento de referirse a Gustavo Bustillo, quien falleció hoy por COVID-19.
Canales escribió en Facebook, y ahí prosiguió con las imágenes mentales pidiéndole a sus lectores que imaginen que un médico de Estados Unidos exprese que parte del tratamiento para una enfermedad es que el paciente esté feliz y que le saque una sonrisa.
Piense también -continúa Canales- que ese mismo galeno llega a Honduras a conocer a un colega que hace eso en un país de Centroamérica «donde, de por sí, ya es difícil vivir». Por lo tanto, el estadounidense lo denominó como embajador de la risoterapia.
Con esa segunda escena, Canales se volvió a referir a Bustillo, ahora relatando la anécdota (verdadera) de cuando este conoció a Hunty Doherty «Patch» Adams, un médico estadounidense reconocido por vestirse de payasito y visitar hospitales alrededor del mundo.
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Un «loco» que dejó su huella en los más indefensos
Después de esa breve narrativa, el autor del mensaje describió al «Patch» hondureño como un pediatra que amaba su carrera y, aún más, su especialidad.
«Él sabía que la medicina iba más allá de curar una enfermedad, que detrás de un niño enfermo había un niño triste y que, al atenderlo de manera diferente, hacía menos duro el momento«, comentó.
Siguió diciendo que tal vez la gente podría pensar que era un doctor «loco» al verlo con la gabacha puesta pero agregándole a su atuendo un sombrero extravagante o, incluso, una marioneta en su mano.
Explicó que a Bustillo no le importaba lo que pensaban los demás al respecto, pues su único propósito era sacar una sonrisa a los pequeños, quienes lo veían caminar por los pasillos del Hospital San Felipe, Hospital Escuela u otros centros asistenciales.
Gracias totales
Canales acotó que hoy se esfumó un pediatra diferente, describió que se fue un colega, amigo, doctor, maestro y olimpista.
«Te decimos gracias por cada niño que ayudaste a traer a este mundo, por cada niño que ayudaste a reanimar y que quizás está ahora corriendo o jugando en algún barrio o sentado en una mesa estudiando», expresó.
Y agregó: «(Te agradecemos) por cada sonrisa que arrancaste a cada paciente y, principalmente, por enseñarnos a nosotros los médicos que no se necesita seguir una línea, que podemos ser ese médico diferente, ese que todos sus pacientes recuerdan. Nos enseñó que más allá de una enfermedad también hay alguien que atraviesa un mal momento«.
Después de varias semanas luchando contra la COVID-19, el «Patch» hondureño no resistió más. Sin embargo, su sonrisa seguirá reluciendo en cada niño que ayudó y ahora tiene una oportunidad en la vida.
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