TEGUCIGALPA, HONDURAS. En lo que va de la pandemia, casi 10 mil personas han muerto a causa de la COVID-19 en el país, así lo informó este lunes el presidente de la Asociación de Funerarias de Honduras, Edwin Lanza.
A través de medios locales, Lanza detalló que desde marzo pasado a la fecha contabilizan 9,670 fallecidos por la COVID-19, mientras que, en los primeros dos meses del 2021 registraron más de 2 mil muertos.
«Nos preocupa grandemente lo que se da, principalmente en el interior del país. La enfermedad sigue golpeando pero no hay supervisión por parte del Estado, los grupos de SINAGER no están en esta alerta», cuestionó el titular de la Asociación de Funerarias.
Desde una perspectiva más general, Lanza señaló que para este mes de marzo el repunte de esa mortal enfermedad será en el interior del país.
Asimismo precisó que, hasta el 25 de febrero tenían 882 fallecidos en el departamento de Cortés, 756 en Francisco Morazán y el otro 23 por ciento se distribuye en el interior del país.
«La enfermedad golpea las grandes ciudades como San Pedro Sula, Tegucigalpa, Yoro, Copán y Ocotepeque, pero tenemos la sospecha que para marzo la enfermedad pegará más en el interior del país porque se siguen dando entierros sin la supervisión de nadie en estos lugares», afirmó.
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Se deben supervisar mejor los entierros en el interior del país
Ante esa situación, el dirigente hizo un llamado a la Mesa Multisectorial para que busquen los procedimientos adecuados y así contrarresten el aumento de casos de la COVID-19 en Honduras.
«Han estado funcionando restaurantes, eventos deportivos, los centros turísticos. Por qué no podemos nosotros, en este momento de dolor, buscar un procedimiento con los directores de las funerarias, SINAGER y Salud para supervisar mejor los entierros al interior del país y que puedan entrar en una estadística de regularización. Ellos no pueden ir a enterrar sus familiares sin el conocimiento adecuado. Eso aumenta los contagios de la enfermedad», aseveró.
Para finalizar, el entrevistado denunció que hay centros hospitalarios donde no siguen el protocolo que se estableció para el manejo de cadáveres.
«Les entregan los cuerpos directamente a los familiares e incluso abren las bolsas para que los reconozcan obviando el procedimiento de embalaje de los cuerpos. Que se respete el protocolo. Cuando muere una persona por COVID-19 lo primero que se debe hacer es llamar al familiar cercano para que lo reconozca en la sala y después de eso proceda a manejar el cadáver como dice el protocolo y no abriendo las bolsas en la morgue porque eso lo que provoca es la expansión de la enfermedad», concluyó.
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