TEGUCIGALPA, HONDURAS. Fotógrafo de profesión con un capacidad sin igual, hondureño que ha trabajado con grandes agencias de noticias como AFP, retratando momentos que han marcado la historia de su país y del resto del mundo, pero, ahora, lo hace desde una cama de hospital y capta cómo los pacientes con Covid-19, como él, luchan y avanzan para lograr su recuperación.
Se trata de Délmer Membreño Aguilar, un documentalista hondureño que, a través de sus redes sociales, como Facebook e Instagram, plasma momentos puntuales de qué es lo que se vive, tanto para médicos como enfermos, dentro de una sala Covid.
Hospital «al límite»
El fotógrafo fue alcanzado por el Covid-19 a inicios del 2021, y actualmente, tiene casi una semana de permanecer interno en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) en Tegucigalpa, Honduras.
«Creo que, en alguna medida, todos sabrán lo que significa luchar contra el Covid-19. Los medicamentos están haciendo lo suyo, por otro lado, la situación es alarmante en los hospitales: alcanzan su límite en la capacidad de atención, y este no es la excepción«, dijo el profesional de la Fotografía.
Y es que, Délmer, al ser un paciente Covid que permanece interno, está viviendo en carne propia la realidad de los hospitales de Honduras, en donde el personal sanitario, exhausto luego de más de 300 días de pandemia, hace su mejor intento para salvar a todos los enfermos.
Según sus propias palabras, los centros asistenciales están «al límite» y el IHSS de la ciudad capital «no es la excepción«.
Cada día, varios pacientes salen de las distintas salas Covid, pero no todos precisamente porque vencieron a la enfermedad, sino porque, más bien, sucumbieron ante ella. Otros, sí, abandonan victoriosos su cama, agradecidos por el regalo de la vida, rumbo a sus casas, en donde aguardan sus familias.
«Hasta los pacientes son un solo nudo»
Pero entre tantos momentos amargos que se viven adentro de un hospital, algo que llama la atención de Délmer es el ambiente de «solidaridad«, no sólo de médico a paciente, sino también de paciente a paciente.
«Se convierte en una cascada de solidaridad, desde los trabajadores hasta los pacientes son un solo nudo, compacto, irrompible. Me doy cuenta cómo en estos momentos, los más complejos, en los que la vida se vuelve tan frágil, hay tantas personas creando esperanza, los unos amando a los otros, sin interés, solo queriendo ayudar y procurar bienestar a su prójimo», cuenta él con admiración.
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Honor a quienes honor merecen
Del esfuerzo de los médicos y enfermeras, ni hablar, según Délmer, porque son como ángeles guardianes para cada uno de los internos, y a pesar del tremendo cansancio, su objetivo es el mismo de hace 300 días: salvar vidas.
«Solo puedo decir que el milagro de la vocación por de salvar vidas hace la diferencia en un sistema de saludo moribundo. No hay mucho qué hacer, ni siquiera los países con mayores avances sobre el virus tienen una varita. Sin embargo, lo que anteriormente apunto, las falencias en el acceso a salud y educación hace que los esfuerzos se conviertan en una gesta heroica», dijo el fotógrafo en conversación con TIEMPO Digital vía WhatsApp.
La atención recibida, según él, es «inmejorable», por lo que, cada médico, enfermera y hasta personal de mantenimiento merecen que todos los hondureños le den «reconocimiento».
«Desde la madrugada hasta la noche están al pie de cada camilla, con una sonrisa y transmitiendo la convicción real que todo estará bien«, cerró.
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