FLORIDA. -El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha ordenado este viernes la suspensión inmediata del consumo de alcohol en bares.
La medida se trata de la primera gran alteración de la política estatal de reapertura tras el confinamiento por el coronavirus. Esto ocurre en un momento en que el estado ha registrado casi 9.000 contagios en las últimas horas, récord absoluto de casos diarios.
Casi 9 mil contagios
El estado registra ya un total de 122 mil 960 casos tras los 8 mil 943 contagios declarados desde el jueves y los decesos han rebasado ya los 3.300.
Los casi 9.000 contagios anunciados este viernes casi duplican el récord anterior de 5.508 casos registrados el martes. Asi lo estimó el Departamento de Sanidad del estado norteamericano, uno de los que han actuado con mayor libertad respecto a las restricciones recomendadas por los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos.
Esta cifra de contagios diarios pone al estado a la par con países como Rusia, en un escenario especialmente preocupante dada la avanzada edad de muchos de sus residentes, que eligen Florida como destino de su jubilación.
Bares y el aumento de casos en jóvenes
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo esta semana que hay una “verdadera explosión de nuevos casos entre la juventud” y advirtió que los locales que irrespeten las reglas de distanciamiento social perderán sus licencias de alcohol.
Afanándose por complacer a todos, los camareros en el “estado del Sol” llevan las mascarillas mojadas de sudor por atender al público al aire libre con 40 grados y con guantes de plástico.
Aún así, algunos bares han sido clausurados o cierran voluntariamente para controlar una situación que se les escapa como arena entre los dedos a las autoridades, que buscan a toda costa salvar una economía dependiente del turismo.
No les preocupa el virus
A personas como Olivera no les preocupa el virus.
“No creo que me vaya a afectar a mí. Tengo 25 años. Yo soy del Bronx. ¡Si sobreviví a eso, puedo sobrevivir a Miami!”, dice, brindando exaltado.
Pero Annalisa Torres, una analista de datos de 22 años que se acaba de graduar de la Universidad de Florida, está frustrada de ver este comportamiento entre sus pares.
“La manera como actuamos en la pandemia no nos afectan sólo a nosotros, sino a la gente que nos rodea”, dice a la AFP desde el confinamiento de su casa en Miami.
“Yo vivo con mis padres y mi hermano menor. Me quedo en casa no por mí, sino por ellos”, añade la joven, quien admite que le “encantaría” ver a sus amigos “y actuar como si la vida fuera normal”, pero no a riesgo de poner en peligro a los demás.
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