Redacción. “Amor, yo ya voy para allá. En un día llego al puerto”, fueron las últimas palabras que escuchó la señora Ana María Pouchie, de su esposo Winsen Félix Pouchie, capitán del “Master Ru”, un viejo buque de carga, con tripulación hondureña, que naufragó en aguas caribeñas la noche del pasado miércoles 10 de julio.
De acuerdo con la información de las autoridades de la Marina Mercante, la embarcación de carga se dirigía desde Las Bahamas hasta las costas de Jamaica. Sin embargo, por razones aún desconocidas naufragó en mar abierto.
Fue la familia Pouchie Aguilar los primeros en enterarse del trágico destino de la tripulación, ya que la esposa de Winsen Samir recibió un mensaje de WhatsApp durante la noche del miércoles, pero nunca esperó de lo que se trataba.
El mensaje era un desgarrador video de su amado esposo, quien en medio de lágrimas, desesperación y tristeza se despedía de ella, y de su pequeña hija.
“Amor, aquí nos estamos hundiendo, amor. Nos estamos hundiendo, mire”, decía el hondureño angustiado y con una voz quebrantada. “La amo, oiga. Cuídeme a la niña, por favor. Cuide a mi mamá. La amo mucho. La amo mucho, mi amor. Cuídese mucho. La amo, mi amor. Cuide a mi bebé, por favor, por si me muero”, expresaba.
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Junto al capitán Pouchie y su hijo Winsen Samir, navegaban los hondureños Marco Armando Bernárdez, Gabriel Jackson, Howard Samuel Pandy, Selvin Figueroa Montero y Arístides Dolomo Suazo, la mayoría originarios del litoral atlántico hondureño.
El navío cargado con material de construcción desapareció en la oscuridad del mar Caribe y los trabajos de búsqueda por parte de la Real Fuerza de Defensa de Bahamas comenzaron.
Tras las extensas labores, las autoridades de Bahamas lograron rescatar con vida a tres de los siete connacionales desaparecidos: Howard Samuel Pandy, Selvin Figueroa y Arístides Dolomo Suazo fueron sacados del mar y trasladados a tierra firme.
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Una luz de esperanza
Las horas transcurrían y una luz de esperanza llegó a las familias del resto de desaparecidos, puesto que comenzó a circular en diversos medios de comunicación nacionales que los cuatro hondureños habían sido rescatados con vida.
Sin embargo, ayer viernes, las esperanzas se derrumbaron abruptamente, porque se estima que el capitán Pouchie, Winsen Samir, Gabriel Jackson y Marco Armando no corrieron la misma suerte de sus tres compañeros rescatados.
La Fuerza de Defensa de Bahamas suspendió la búsqueda de manera definitiva tras más de 48 horas de búsqueda. “Las autoridades caribeñas suponen que se hundieron con el barco y han expresado condolencias”, informó la Marina Mercante de Honduras.
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Familiares suplican que continúen la búsqueda
Pese a que Bahamas declaró como fallecidos a los cuatro marinos hondureños, sus familiares suplican apoyo al Gobierno para continuar la búsqueda, ya sea de sus seres queridos con vida o sus cuerpos inertes.
El capitán era consciente de los peligros y de los bajos salarios, pero la mala situación económica que estaba atravesando lo obligaban a zarpar una y otra vez.
“Mi esposo se fue a embarcar porque tenía necesidad, porque aquí en La Ceiba no hay trabajo. Él no quería, pero la necesidad lo obligaba. Por favor a quien sea que me escuche, ayúdenme a investigar, respóndanme. Si ellos están en el mar que los busquen”, suplicó la señora en Noticieros Hoy Mismo.
“Yo he escuchado que ya no van a buscarlo, pero tienen que buscarlo. Son seres humanos que están ahí, y si están en ese bote, como dicen, hundidos, tienen que mandar marineros, tienen que mandar buzos para buscarlos pronto porque hay animales y temo por su seguridad”, agregó.
Winsen Samir viajó por no tener trabajo
Durante su doloroso relato, la señora también contó que su hijo Winsen, de 22 años de edad, no trabajaba en embarcaciones, era su primer viaje. No obstante, desesperado por un empleo para alimentar a su bebé y esposa, decidió embarcarse como su última opción.
«El señor (dueño del barco) le dijo si quieres, dale chamba a tu hijo, tráelo. Mi hijo no quería ir, pero me dijo: ‘Mamá, yo voy a ir porque aquí no hacemos nada. Aquí no hay nada. Lo que hago es para comer’, y se fue», contó mientras sus lágrimas desbordaban sus mejillas.
Finalmente, la señora reveló que el capitán Pouchie le había informado que la embarcación de carga tenía desperfectos, ya que era un buque viejo y lleno de agujeros, razón que habría ocasionado el hundimiento.
Se hizo todo lo posible
En respuesta a las súplicas de los familiares de los náufragos, Edgar Soriano, director de la Marina Mercante, explicó que las autoridades de Bahamas ejecutaron los protocolos necesarios vía aérea y marítima, sin respuestas positivas de los desaparecidos.
La Marina Mercante continuará esperando más detalles de la investigación, ya que han mantenido constante comunicación con los cuerpos de la marina caribeña.
Ante la incertidumbre, las familias afectadas continúan a la espera de respuestas y ayuda tanto de las autoridades hondureñas como de Bahamas para encontrar a sus seres queridos con o sin vida, recomendando incluso la posibilidad de enviar buzos para continuar la búsqueda.