LA PAZ, HONDURAS. Luego de la muerte de una pareja de esposos y su hija en la comunidad de de San Isidro, Opatoro, La Paz, zona central de Honduras, ha surgido una hipótesis que sugiere que la familia murió por intoxicación y no por ingerir veneno.
Las autoridades de la Policía ya iniciaron con la investigación y hay indicios para creer que la muerte de las tres personas fue por una intoxicación con monóxido de carbono.
En ese sentido, el oficial Edgardo Barahona señaló que aún no confirma que se trate de un parricidio, debido a que información preliminar indica que la familia tenía una planta solar eléctrica a base de gas en su casa de habitación. Se presume que de allí emanó el monóxido de carbono.
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Primeros indicios
El uniformado indicó que los elementos de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) que participaron en el levantamiento dijeron que los cuerpos no tenían golpes ni maltratos.
«La información preliminar que se tiene por parte de los especialistas de la DPI es que estas personas iluminaban su hogar con un motor de combustión y probablemente dejarlo encendido por la noche en un lugar cerrado hubiese sido la causa del envenenamiento«, declaró Barahona.
La última señal de los esposos fue el 31 de diciembre
El hijo de la pareja y hermano de la tercera víctima llegó hoy hasta las instalaciones de Medicina Forense para reclamar los cadáveres de sus tres familiares. El joven, de nombre Samuel López, dijo que su papá no habría sido capaz de matar a su madre y a su hermana.
El joven también señaló que habló con sus papás el 31 de diciembre para desearles feliz Año Nuevo y les dijo que iría a visitarlos, sin embargo, el 2 de enero ya no supo más de ellos. Por tanto, pidió a un tío ir a ver qué pasaba y así ocurrió el hallazgo.
En tal sentido, el joven descartó que su papá le haya quitado la vida a su madre y a su hermana de 16 años. De hecho, aseguró que su padre iba a la iglesia. Del mismo modo, mencionó que, según sus vecinos, la causa de muerte de su padre, madre y hermana de 16 años fue asfixia, no envenenamiento.
Las víctimas mortales de este hecho respondían a los nombres de:
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Juan Ángel López, de 45 años (esposo)
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Marta Suyapa López, de 42 años (esposa)
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Vanessa López, (hija de 16 años)
Los cuerpos estaban ya en proceso de descomposición, debido a que la muerte fue hace al menos 3 o 4 días.
Tras la entrega de los cadáveres, sus hijos, quienes residen en Tegucigalpa, los trasladaron hasta la comunidad de San Isidro, Opatoro, La Paz, para darles cristiana sepultura.
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