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jueves, noviembre 21, 2024

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Redacción.- Patrick Giblin era como la versión estadounidense del «estafador de Tinder«, pero sin aviones privados.

Giblin seducía a mujeres con historias sobre su familia respetable –decía que su padre era juez– y una propiedad frente al mar en Atlantic City, Nueva Jersey, donde aseguraba que trabajaba en el sector de casinos, según una denuncia penal federal. Les dijo que estaba dispuesto a sentar cabeza y que le interesaba más la belleza interior de una mujer que su aspecto físico.

Prometió que la distancia no era un problema porque tenía acceso a vuelos con descuento e incluso estaba dispuesto a trasladarse a la ciudad de una mujer para avanzar con el romance.

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Desde el año 2,000 este hombre comenzó con las estafas.
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Pero los funcionarios federales dicen que todo eso eran mentiras, urdidas para estafar a mujeres que buscaban el amor a través de sitios de citas. Una revisión de los acuerdos de culpabilidad y las denuncias federales muestran que Giblin estafó al menos a 100 mujeres a lo largo de dos décadas, engatusándolas para obtener más de US$ 250.000 con falsas promesas, seguidas de peticiones de préstamos a corto plazo que nunca fueron devueltos.

Estafador
Desde la cárcel, este hombre seguía estafando mujeres.

«Se aprovechaba de las vulnerabilidades, prometiendo acabar con la soledad de una mujer que acababa de terminar una larga relación o reconfortar a alguien que acababa de sufrir la muerte de un ser querido», dice un informe de los fiscales federales de Nueva Jersey. «Giblin convencía a estas mujeres de que estaba dispuesto a trasladarse a sus ciudades, pero necesitaba que le enviaran dinero para hacerlo«.

A pesar de las condenas y de cumplir penas de prisión, siguió estafando a mujeres. Incluso después de que lo atraparan y escapara dos veces de la custodia federal.

Los fiscales afirman que Giblin llegó a estafar a mujeres desde la cárcel mientras cumplía condena por cargos similares. También, después de convertirse en fugitivo por no presentarse en un centro de reinserción social de Newark, Nueva Jersey.

Pero sus estafas pueden haber llegado a su fin. El miércoles, un juez federal condenó a Giblin a 66 meses de prisión por fugarse de la custodia federal y a un cargo de fraude electrónico por participar en un plan para estafar a mujeres a través de servicios de citas telefónicas.

Las estafas de Giblin se remontan a principios de la década de 2,000. Según las autoridades, comenzó cuando tenía 30 y tantos años, y mucho antes de Tinder, Bumble y otras aplicaciones de citas. Ahora tiene 58 años.

Fuente: CNN

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