TEGUCIGALPA, HONDURAS. Consternación, tristeza y duelo por la partida de un gran guerrero, el luto inunda las redes sociales tras conocerse que el joven Andrés Llobregat perdió la batalla contra el cáncer.
A pesar de su condición de salud, Andrés siempre fue un joven lleno de positivismo y daba un mensajes de aliento a las personas que, al igual que él, padecían cáncer.
El joven hondureño, de 25 años, usaba sus redes sociales como medio para concientizar a las personas sobre qué es el cáncer. Siempre vio su enfermedad como una prueba que Dios le puso.
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Andrés tenía una página de Facebook llamada Andrés Llobregat – venciendo el cáncer, y desde esa plataforma compartía parte de su proceso y también mensajes inspiradores y vídeos.
El cáncer que padecía este joven era linfático, que es una afección que ocurre cuando el cuerpo produce demasiados linfocitos anormales, un tipo de glóbulo blanco.
Los síntomas incluyen inflamación de los ganglios linfáticos, fiebre, dolor de vientre o dolor en el pecho. El tratamiento puede incluir quimioterapia, radioterapia, trasplante de células madre o medicamentos.
Siempre fue motivo de inspiración
Andrés realizaba vídeos para sus plataformas sociales, pero en varias ocasiones, universidades decidieron dar a conocer su testimonio de vida y de lucha contra el cáncer.
En uno de los últimos vídeos, él relató cómo fue que le detectaron el cáncer. Todo ocurrió estaba jugando fútbol y sintió un dolor insoportable. Tres días más tarde, debió ir de emergencia a un hospital.
Cinco médicos le dijeron que tenía problemas en su colon, sin embargo, luego de un ultrasonido, una doctora, entre nervios, le reveló a Andrés que tenía un tumor de 22 por 16 centímetros. Además de eso, tenía todos sus ganglios inflamados.
Como era de esperarse, la noticia fue sumamente difícil para Andrés, puesto que el diagnostico era de dos cánceres. Él venía luchando con su enfermedad desde inicios del año 2019.
El duro tratamiento contra el cáncer
El joven tuvo que empezar con el duro proceso de kas quimioterapias, y en su caso, eran cinco a la semana. Cuando lo normal es solo 1 cada 21 días, Andrés recibía 10 al mes.
Los médicos oncólogos le dijeron que no iba a resistir mucho, porque su cáncer estaba en una fase 4, es decirm terminal. Sin embargo, él se aferro a Dios y a la vida y siguió luchando contra la enfermedad.
Los médicos en Honduras le dijeron que «ya no había más por hacer», por lo que lo trasladaron a Estados Unidos. Con poco dinero, pero con fe, fue a un hospital en New Orleans y allí le prometieron ayudarle.
El tratamiento en ese hospital tenía un costo de 1 millón 200 mil dólares. Andrés respondió que no podía pagar. Pese a eso, el doctor llamó a la trabajadora social y le explicó su caso, entonces, se lo ofrecieron gratis.
Empezó el nuevo ciclo de tratamiento, al que describió «super más fuerte» que el de Tegucigalpa.
Pese a toda su gran lucha y positivismo, Andrés partió, dejando un enorme legado e infinitos recuerdos de motivación para las personas que padecen cáncer.
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