Honduras. Usted probablemente tenga algún amigo de Facebook que como foto de portada utiliza una imagen de Cosculluela, Tempo, Ozuna u otro representante del reggaetón.

A dicha imagen la complementa un pensamiento sumamente básico que el reggaetonero probablemente dijo. Frases del tipo: “No te guardo rencor, pero tengo memoria y recuerdo todo tu daño”, etc.

También es probable que entre sus contactos haya alguna chica que es madre soltera y que constantemente discute con enemigas imaginarias. Es probable que esta chica también sea fanática de las canciones de Jenny Rivera. Tampoco le faltará el tipo que usa sombrero y botas y le encantan los narcocorridos y las armas.

Tanto el contacto que ve en los reggaetoneros a filósofos modernos, la madre soltera aparentemente rodeada de enemistades y el seudo vaquero de tierra adentro; representan lo que el sociólogo Adrián Pineda llama “la falsa inversión de los estigmas sociales”.

Facebook: La distorsión de grupos marginales

Del mismo modo, Pineda no cree que un joven fanático del reggaetón se considere estigmatizado por escuchar este tipo de música. Tampoco piensa que una madre soltera que constantemente está afirmando: “donde pisa una potra no borra la huella una burra”, tenga problemas para defender su condición.

De igual manera, el joven que tiene como ídolos a narcotraficantes no se tomará como víctima de algún tipo de discriminación.

“Lo que realmente ocurre, no ocurre al nivel de sus contactos en redes sociales, aunque para ellos las opiniones de los mismos sean importantes. En un nivel macro y más general, estamos hablando de una distorsión del estigma social.»

Sin embargo, esta distorsión no es en beneficio de este tipo de personas. Ellos se vuelven alimento para burlas y memes y más discriminación», explica Pineda.

«Las madres solteras siguen siendo estigmatizadas en nuestra sociedad, razón por la cual ellas sienten la necesidad de empoderarse en Facebook. Es por ello que son objeto de burlas por llamarles a sus hijos bendiciones, aunque para cualquier madre un hijo es una bendición”, continúa el sociólogo.

El caso del reggaetón y los narcocorridos

De igual forma, el experto en comportamiento social opina acerca del reggaetón y la música banda. «Pienso que a todo adolescente le pasa que se identifica con sus ídolos musicales. Lo que ocurre con el caso del reggaetón y la música banda, es que estos géneros son mal vistos por varios sectores de la sociedad», declara.

También afirma que algunos de estos ídolos vienen de la pobrería y por eso los jóvenes los siguen. «Como se vuelven personas de éxito, suelen ser modelos a seguir para los jóvenes.»

Pineda agrega: «En esencia las personas perciben que los fanáticos del reggaetón son gente ignorante y sin educación. Cuando un fanático ve en Ozuna o Tempo filosofías de vida o fórmulas de éxito, a ellos les causa gracia.»

Lea también: Ozuna: “Si los reggaetoneros somos simios, yo soy el simio número uno”

Por otra parte, Pineda opina que la llamada «narcocultura» ha sufrido cambios en los últimos años. El sociólogo piensa que la música banda ya no es la misma de antes.

«Me parece que la figura del narcotraficante es una figura en crisis. El Chapo Guzmán fue atrapado, en Honduras han extraditado a varios de ellos. En latinoamericana esto ha hecho que las bandas que cantaban narcocorridos ahora hablen de otras temáticas. En la actualidad se inclinan por los temas amorosos o de la simple parranda.»

Búsqueda de una identidad propia

Así que desconocemos si a la que llaman «madre luchona» continuará deleitándonos con sus posts paranoicos. También es difícil saber si el chico que escucha reggaetón se desligará de sus ídolos o descubra a Friedrich Nietzsche.

Tampoco sabemos si el fanático de la música banda mañana terminará escuchando música clásica o heavy metal. Sin embargo, no cabe duda que en Facebook siguen habitando entre nosotros. El sociólogo Pineda por eso llama al respeto y a la no discriminación.

«Aunque ellos se crean las personas más interesantes en sus círculos sociales, debemos soportar la tentación de atacarlos. Muchas veces no sabemos por los problemas que estas personas están pasando. Si nos cansan sus publicaciones o discusiones en redes sociales, simplemente ocultemos sus posts. En última instancia queda el recurso de eliminarlos de nuestros contactos», aconseja el experto.