TEGUCAIGALPA, HONDURAS. El martes fue el último día que Don Marcial Guzmán y sus dos hermanos pudieron dormir bajo techo, en una cama y al calor de unas sabanas.
Al día siguiente se levantó como de costumbre, era miércoles 4 de noviembre, Eta aún no estaba en el país, pero ya había causado estragos y don Marcial saldría afectado esa noche que ingresó a Honduras como tormenta tropical.
A eso de las 8 y 9 de la noche de ese día, el caudal del río Humuya comenzó a crecer amenazando a cientos de viviendas que se encontraban a los alrededores. Los pobladores evacuaron pero para algunos ya era tarde y no pudieron sacar sus pertenencias.
Uno de estos pobladores fue don Marcial, quien quedó a la deriva. Logró salir de su casa en compañía de dos hermanos; sin embargo, solo salió con una mochila al hombro y una sombrilla para protegerse de las torrenciales lluvias por Eta.
«8 o 9 de la noche que comenzó a crecer el río (…) todo perdí», relató don Marcial, entre lagrimas. Él residía en la zona conocida como La Playita, en Pimienta, Cortés.
Se cubría los ojos llenos de lágrimas, mientras relataba que «todo se me fue (…) un televisor que me costó 3,500 lempiras, las camas, grabadoras, todo perdí».
Desconsolado, lloraba al ver cómo la corriente del río Humuya se llevó lo que por años logró con el sudor de su frente.
El humilde señor de edad avanzada, al volver todo a la «normalidad» se enfrentará a varios problemas: «No tengo nada yo, ni cama, ni dónde dormir (…) solo esta sombrilla. Nada, nada, allí quedó todo, no nos quedó tiempo«, narraba con tristeza.
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Sin ayuda
Habían pasado más de 12 horas y don Marcial no había podido alimentarse desde que ocurrió la tragedia provocada por los embates de Eta.
«Ni hemos comido nada desde esa hora (…) No, nos han ayudado en nada esa gente», expresó mientras aún con lagrimas y a orillas del rio sostenía en sus manos una sombrilla; única pertenencia que logró sacar.
«No tengo dónde dormir» continuó diciendo el humilde hombre. «No tenemos ayuda de nadie, ni un bocado nos han traído (…) esta situación está tremenda».
Desconocía si su casa seguía en pie, pues las corrientes del rio Humuya la cubrían del todo. «A saber si me la llevó. No he visto si me llevó la casa, creo que quedé sin casa también. Quedamos sin casa todo mundo», dijo mientras señalaba dónde se encontraba, lo antes fue su casa y que posiblemente el río se la llevó.
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Daños causados por Eta
Ayer, en la noche, la Comisión Permanente de Contingencias (COPECO) confirmó que la depresión tropical Eta, salió del territorio nacional, sin embargo, durante su paso, ocasionó estragos en casi todo el país y afectó a 1.6 millones de hondureños.
Así lo indicó Marvin Aparicio, jefe de la Unidad de Operaciones de Incidencias de COPECO, al tiempo que detalló que la cifra de afectados la conforman 147 mil 361 familias que en su mayoría, son de la zona norte del país y aún no reciben ayuda.
Pese a ello, Aparicio aseguró que hasta la mañana de este viernes, se contabilizaron 707 familias evacuadas. «Aunque la cifra seguirá creciendo exponencialmente», agregó.
Además, hay 145 albergues habilitados en donde se refugian cerca de 1,520 familias: es decir, 7,194 personas. En esa cifra no se incluyen los hondureños que se albergaron en casa de un familiar, explicó el funcionario.
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