Redacción.– La variante Ómicron de la COVID-19 ha desbancado a sus predecesoras y actualmente es la dominante en todo el mundo. En concreto sus linajes BA.4 y BA.5 son las responsables de los últimos contagios a nivel global.
Ómicron fue detectada por primera vez hace un año en Sudáfrica y, desde entonces, se ha extendido por todo el mundo a gran velocidad. Todavía no está claro cómo, cuándo y dónde se originó este virus.
Ahora, un estudio publicado en la revista científica ‘Science’ por investigadores de la Charité – Universitätsmedizin de Berlín (Alemania) y una red de instituciones africanas ha mostrado que los predecesores de Ómicron existían en el continente africano mucho antes de que se identificaran los primeros casos, lo que sugiere que esta variante surgió gradualmente a lo largo de varios meses en diferentes países de África.
Los orígenes de la variante Ómicron
Desde el comienzo de la pandemia, el coronavirus ha cambiado constantemente. El mayor salto detectado en la evolución del SARS-CoV-2 hasta la fecha fue observado por los investigadores hace un año, cuando se descubrió una variante que difería del genoma del virus original en más de 50 mutaciones.
Detectada por primera vez en un paciente de Sudáfrica a mediados de noviembre de 2021, la variante bautizada posteriormente como Ómicron BA.1 se extendió a 87 países de todo el mundo en pocas semanas. A finales de diciembre, había sustituido a la variante Delta, anteriormente dominante en todo el mundo.
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Dos teorías
A partir de entonces, las especulaciones sobre el origen de esta variante altamente transmisible se han centrado en dos teorías principales: o bien el coronavirus saltó de un humano a un animal donde evolucionó antes de infectar de nuevo a un humano como ómicron, o bien el virus sobrevivió en una persona con un sistema inmunitario comprometido durante un periodo de tiempo más largo y ahí es donde se produjeron las mutaciones.
Sin embargo, un nuevo análisis de muestras de COVID-19 recogidas en África pone ahora en duda estas dos hipótesis.
Los científicos empezaron por desarrollar una prueba especial de PCR para detectar específicamente la variante BA.1 de Ómicron. A continuación, analizaron más de 13.000 muestras respiratorias de pacientes con COVID-19 que se habían tomado en 22 países africanos entre mediados de 2021 y principios de 2022.
Al hacerlo, el equipo de investigación encontró virus con mutaciones específicas de Ómicron en 25 personas de seis países diferentes que contrajeron COVID-19 en agosto y septiembre de 2021, dos meses antes de que la variante se detectara por primera vez en Sudáfrica.
Para conocer mejor los orígenes de Ómicron, los investigadores también descodificaron, o «secuenciaron», el genoma viral de unas 670 muestras. Esta secuenciación permite detectar nuevas mutaciones e identificar nuevos linajes virales. El equipo descubrió varios virus que mostraban diversos grados de similitud con ómicron, pero no eran idénticos.
«Nuestros datos demuestran que Ómicron tuvo diferentes ancestros que interactuaron entre sí y circularon por África, a veces de forma simultánea, durante meses. Esto sugiere que la variante BA.1 Ómicron evolucionó gradualmente. El virus se adaptó cada vez más a la inmunidad humana existente», ha comentado Jan Felix Drexler, uno de los líderes del estudio.
Conclusiones del estudio
Además, los datos de la PCR llevaron a los investigadores a concluir que, aunque Ómicron no se originó únicamente en Sudáfrica, primero dominó las tasas de infección allí antes de extenderse de sur a norte por todo el continente africano en sólo unas semanas.