REDACCIÓN. La pasión por los piercings y tatuajes, una moda que si atrae sexualmente se convierte en estigmatofilia; este tipo de personas sienten verdadera predilección por las perforaciones y los tatuajes. De ahí, que necesiten contemplar, rozar o tocar una piel tatuada o un cuerpo lleno de piercings.
Hoy en día, hacerse piercings o tatuajes por el cuerpo es una moda que traspasa fronteras, y tiene especial calado entre jóvenes y adolescentes. Gracias a este auge, hemos podido ser conscientes de casos curiosos de esta filia.
Para las personas con estigmatofilia, tan solo basta con encontrarse por la calle a alguien que tenga algún dibujo o perforación en su piel, para sentir ganas de acercarse a ella automáticamente.
No significa que sientan un impulso de tocar todo lo que tiene tinta o quieran besar orejas perforadas, sino simplemente que se sienten atraídos por las personas que los portan.
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¿Parafilia?
Muchos expertos consideran que esta conducta es un tipo de parafilia. Esto es, un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente de placer proviene de objetos, situaciones, actividades o individuos peculiares o inusuales.
Puede considerarse fetichismo
Otros profesionales creen, que este comportamiento se puede asemejar a la excitación que pueden producir en algunas personas los pies, los zapatos, la lencería, los disfraces, caderas prominentes, el olor o unos labios carnosos. Por eso, prefieren hablar de la estigmatofilia como un acto fetichista.
¿Es una desviación sexual?
Aunque a priori, puede causar rechazo social, la estigmatofilia no está considerada como una perversión o enfermedad mental. Se debe a que no implica daño alguno para la otra persona ni modifica su comportamiento.
¿Por qué los piercings y tatuajes?
La explicación podría ser antropológica, pues tanto tatuajes como piercings son prácticas ancestrales.
En otras culturas y civilizaciones centenarias, las pinturas tribales o perforaciones en las orejas u otras partes del cuerpo, están o estaban íntimamente relacionadas con el concepto de belleza.
Transmiten quiénes somos
Además de ser una cuestión de estética, un tatuaje puede plasmar múltiples circunstancias y vivencias. Desde emociones, momentos cumbre en la vida de esa persona, creencias, ideales religiosos y hechos o personas importantes que han marcado su desarrollo.
No solo son algo meramente decorativo, sino que transmiten nuestra identidad. Por esta razón, se puede entender cómo los estigmatofílicos se sienten atraídos no por la tinta del tatuaje, sino por su contenido y significado. Por lo que representan y expresan de la persona que los porta.
En algunas ocasiones se dan casos curiosos
-Por ejemplo, que muchos de los que se sienten atraídos por estos elementos no los lleven en su propio cuerpo.
-Por otro lado, algunas de las zonas que nombran como preferidas son la lengua, los labios, los pezones y los genitales.
-Así que, si sientes que tu corazón se acelera cuando conoces a personas que llevan piercings o tatuajes… ¡considérate estigmatofílico!
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