NICARAGUA. Rosario Murillo, actual vicepresidenta designada de Nicaragua, de modo exprés pasó a ostentar un nuevo cargo, co-presidenta, que le designó su esposo y mandatario nicaragüense, Daniel Ortega Saavedra, al nombrarla en cadena nacional de televisión y radio.
Ortega la declaró públicamente en cadena nacional televisiva y radial como «copresidenta» del país, no obstante, analistas políticos coinciden en recalcar que dicho nombramiento no tiene ningún asidero legal.
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Dos presidentes
«Aquí tenemos dos presidentes porque respetamos el principio de 50-50, o sea, aquí tenemos una copresidencia con la compañera Rosario. Todos los días se está comunicando con nuestro pueblo dando a conocer todo lo que se está haciendo en beneficio de las familias nicaragüenses, sin hacer diferencias políticas, sin hacer diferencias ideológicas allí van las obras multiplicándose todos los días en nuestro país», indicó Ortega, quien en noviembre próximo cumplirá 76 años y busca reelegirse por tercera ocasión como presidente de Nicaragua, para un cuarto mandato consecutivo de cinco años.
Entre tanto, la primera dama, de 70 años, con su postulación estaría buscando su segundo mandato consecutivo como vicepresidenta del país.
No obstante, a raíz de la represión a las protestas antigubernamentales en abril 2018, ha sido sancionada en tres ocasiones. La han señalado reiteradamente de cometer graves violaciones a los derechos humanos. También la responsabilizan del desmantelamiento de las instituciones democráticas y de actos de corrupción.
Los países que sancionaron a la funcionaria, quien también es vocera gubernamental o coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, fueron EE.UU., Canadá y los países miembros de la Unión Europea (UE).
Murillo, ¿la sucesora de Ortega?
Los analistas políticos consultados coinciden en destacar que el nombramiento efectuado por Ortega tiende a obedecer a varias razones, pero la principal podría ser preparar o presentar a Murillo como la «sucesora» dentro de las bases del orteguismo, a pesar de que no goza de reconocimiento.
A lectura del sociólogo y analista político Óscar René Vargas, la designación de Ortega demuestra evidentemente el «temor» que él tiene a su propia «desaparición» por afectaciones en su salud.
«Es un hombre valetudinario», una persona que tiene varias enfermedades, ya va a cumplir 76 años. Él está preparando que a su desaparición del escenario político, Murillo pueda sucederlo ‘sin fractura y sin protesta‘ al interior del orteguismo. Ha habido demasiada manifestación de diferentes sectores y partes del país que la señora Murillo no goza del apoyo de la base del orteguismo.
FUENTE: LA PRENSA NICARAGUA
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