En las épocas invernales es común que deseemos llegar a casa para tomar una ducha caliente. También puede que seamos de los que nos bañamos apenas nos levantamos por la mañana para iniciar el día. Pues bien, hoy en día sabemos que ducharse con agua muy caliente puede ser peligroso para la salud, aunque sea reconfortante.
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El agua a altas temperaturas tiene la capacidad de generar ciertos procesos internos en el organismo que podrían redundar en efectos negativos. Además, al ser una práctica habitual de las épocas frías, pueden haber cambios bruscos de temperatura, por ejemplo, al salir de casa.
El choque térmico es una de las explicaciones de por qué ducharse con agua muy caliente llega a ser peligroso para la salud. Al elevarse la temperatura corporal con el baño, y luego encontrarse el mismo cuerpo con bajos grados en el exterior, cambian parámetros fisiológicos.
Por esto, las duchas con agua caliente se asocian a una baja presión arterial, vasodilatación y reducción de la irrigación sanguínea en el cerebro y el corazón. La vasodilatación reduce el flujo de sangre al encéfalo y eso podría terminar en un desmayo.
Si bien pensar en un infarto por agua muy caliente es raro, tampoco puede descartarse. La misma vasodilatación pone al corazón en un estado de sobreesfuerzo que, en personas con antecedentes cardiovasculares, puede resultar en estrés sobre el músculo cardíaco.
Efectos negativos del agua muy caliente
Ducharse con agua muy caliente llega a ser peligroso para la salud en varios aspectos, pero algunos son más frecuentes que otros. Estos son los efectos negativos más habituales:
- Generación de caspa: el agua caliente sobre la cabeza favorece la colonización por el hongo de la caspa humana.
- Caída de cabello: las duchas muy calientes aumentan la tasa de caída de pelo en varones y en mujeres, debido al daño sobre el folículo piloso.
- Cambio de coloración: tanto la piel como el cabello pueden tener un ligero cambio de color por su contacto constante con el agua muy caliente.
- Dermatitis: en los niños con dermatitis la exposición a altas temperaturas durante el baño empeora los síntomas. El baño frecuente suele exacerbar las dermatitis infantiles, y mucho más si la temperatura no es templada.
- Aumento de la producción de sebo: las glándulas sebáceas del cuerpo reaccionan al agua caliente produciendo más grasa de lo normal. En personas con acné eso significa un factor de riesgo.
- Alteraciones digestivas: la vasodilatación lleva la sangre a zonas periféricas del cuerpo, sacándola de áreas centrales. Si hemos comido y de inmediato nos duchamos, la digestión será más lenta.
¿Con agua caliente o con agua fría?
El eterno debate entre ducharse con agua fría o con agua caliente es histórico. Para la comunidad científica también y se han realizado estudios buscando definir cuál es la modalidad más beneficiosa.
Algunos de los estudios encontraron que ducharse con agua muy fría se relacionaba con un tercio menos de posibilidad de resfriarse. Esto se atribuyó al cambio metabólico de la temperatura sobre el organismo.
Se entiende que, al emplear agua fría, estamos enviando señales al organismo para que acelere los procesos de generación de calor. Estos procesos necesitan energía para establecerse, y esa energía viene de las kilocalorías que se utilicen.
Lo anterior no quiere decir que un baño con agua fría hará perder peso, pero sí contribuirá al proceso metabólico. Entonces, partiendo de esto es que se cree que las duchas con agua muy caliente pueden resultar peligrosas para la salud.
De todos modos, hay un factor climático que no podemos controlar. En invierno resulta casi imposible pasar por una ducha helada.
¿Cuál es la temperatura ideal para ducharse?
Entendiendo que el punto medio es el punto del equilibrio, la recomendación es bañarse con agua tibia o templada. Con esto nos referimos a unos treinta grados centígrados.
Tampoco es beneficioso ducharse con excesiva frecuencia y por ratos prolongados. Mientras el agua esté a más de veinticinco grados centígrados y a menos de treinta y cinco será suficiente para protegernos.
Una investigación del año 2016 postuló que la ducha ideal finalizaba con un golpe de agua fría. Este final helado aseguraría mayor resistencia a las infecciones respiratorias.
De todos modos, lo que debe quedar claro es que ducharse con agua muy caliente es perjudicial para tu salud. No estaremos todos los días midiendo la temperatura exacta de nuestros baños, pero bastará con sentir que el agua está tibia. Respecto al golpe de agua helada, ya quedará a gusto de cada uno.
Fuente: Mejor con Salud.