La imagen es elocuente y resume todo, el desastre que esta pandemia está provocando en Nueva York y el mundo entero. Pero claro ver un playground, los potreros del básquet, sin aros (o con los aros tapados por una madera o las redes atadas) es fuerte.
Hay fotos peores, seguramente los 45 camiones frigoríficos que compró el gobierno neoyorquino para depositar cadáveres, pero la instantánea de esos tableros incompletos refleja lo que está pasando en el planeta.
Nueva York es la ciudad más importante del país más rico del mundo pero, además, es la metrópoli más basquetbolera del mundo, la meca del deporte, el semillero de tantas estrellas a lo largo de la historia. Y por eso golpea más, significa el doble, cuando hablamos de la cuna de este deporte. El básquet callejero está en la esencia del estadounidense y no poder jugarlo, en NY, es lo que marca la gravedad de una situación extrema.
En la ciudad se está muriendo una persona cada seis minutos, aseguran los reportes médicos. Y si bien el presidente Donald Trump no dictó la cuarentena obligatoria, en una medida muy criticada, las calles lucen vacías, justo de la “ciudad que nunca duerme” y se caracteriza por sus atascos de tráfico.
No hay cuarentena, pero tampoco aros
El gobernador estatal Andrew Como mandó a quitar todos, se calculan más de 200 en todo el estado, en especial en los barrios donde más se practica el deporte.
En la ciudad se cerraron 11 canchas bajo techo y 66 al aire libre. Pero, claro, está modalidad está ocurriendo en el resto de la ciudades con más tradición de basquet del país. En Indiana, New Orleans y en casi todo el estado de California, por ejemplo.
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