CORTÉS, HONDURAS. «Dios está con nosotros», es el significado del nombre Emmanuel, de origen hebreo. Esa frase, sinónimo de una convicción, llevó a una madre a definir cómo llamaría a su hijo toda la vida.
Ni siquiera lo dudó, pues el pequeño Joshua Emmanuel Gómez Ulloa llegó al mundo ante lo que ella describe como la presencia de un milagro más en su vida.
La joven, quien no se identificó, narró cómo, ante el fenómeno tropical Iota, no tuvo otra opción más que dejar atrás su hogar, pese a que su bebé ya urgía por nacer. Por lo que, se apostó debajo del puente de Chamelecón en el bulevar del Sur.
Allí, se volvió madre por segunda vez -tiene una niña de tres años- en una tienda de campaña donada por la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA, por sus siglas en inglés).
«Me tocó salir en medio de la tormenta y aquí vinimos a dar. No me dio chance de ir a un hospital porque ya estaba en los últimos dolores, por lo que tuvimos que llamar a una partera», relató.
«Fue raro para mí, pero ni modo. Me tocó tenerlo aquí», agregó, sin olvidar que considera que él es un milagro y que por eso le nombró Emmanuel. El infante tiene nada más dos días de nacido.
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Su hogar se destruyó
La mujer contó ante un canal de televisión local que aun no sabe cuándo podrá regresar a donde solían vivir. Explicó que continúan evaluando la situación, dado que el río que les rodea sale de su cauce y vuelve a la normalidad en cuestión de minutos.
Ella acotó que lo perdió todo, escenario que ratificó su compañero de vida. «Pero ni un bloque parado quedó; nada de nada», comentó el hombre. Ellos vivían en el sector «La Playita».
Además, el padre de Joshua Emmanuel manifestó que, mientras Dios les dé vida y también salud para sus pequeños, seguirá luchando por ellos.
Prefieren la calle que un albergue
Igualmente, habló el tío de quien se convirtió en madre por segunda vez. Él contó que es gracias a él que la niña parió en la tienda de campaña, y no a la intemperie. Describió que él prácticamente «la metió a empujones» en una fila, tres días antes, para obtener la tienda.
Además, él explicó por qué toda la familia decidió quedarse debajo del puente y no acudir a un refugio gubernamental en búsqueda de sustento.
«Decidimos quedarnos aquí porque en los albergues no lo tratan muy bien a uno. Aquí, como dicen, el pueblo ayuda al pueblo. Somos felices porque aquí la gente nos trae comida a morir. Han tenido buen corazón; nos tienen de todo«, concluyó.
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