TEGUCIGALPA, HONDURAS. Uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el nuevo gobierno de la presidenta Xiomara Castro es la reducción de los monopolios en el país.
De acuerdo con el economista Henry Rodríguez, es una tarea que, a pesar de que no es fácil, sí puede lograrse. En una entrevista con Diario Tiempo, el especialista explicó que la economía de Honduras es de mercado, con «libre empresa» e inversión en cualquier actividad lícita.
No obstante, reconoció que en esa economía existen fallos, los cuales se conocen como monopolios, que generan intersecciones en el mercado. Un monopolio ocurre cuando un productor o agente económico posee un gran poder de mercado y es el único en una industria.
«Al vender un solo producto, entonces, lo controlan y también controlan toda la cadena de la producción hasta el consumidor final. Ahí está implícito que ellos tengan el control sobre el precio», dijo el economista.
El también jefe del departamento de economía de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) explicó que muchos países han creado una ley antimonopolio para evitar que se genere ese fallo en la economía del Estado.
«En algunos países como Estado Unidos, por ejemplo, existe la ley antimonopolios para evitar esas distorsiones», añadió.
Combatirlo con competencia
Según explicó Rodríguez, la forma más eficaz y tal vez la única de eliminar un monopolio es generarle competencia. El economista dijo que en Honduras las nuevas autoridades deben generar esa competencia de mercado.
«Va a ser muy difícil, porque la única manera de controlar un monopolio es generándole competencia, es decir, que haya otras empresas en el mercado que vendan productos similares y que los obliguen a bajar precios«, subrayó.
Explicó que a pesar de que se regule el precio por medio de leyes, esto solo implicaría una consecuencia peor, pues al terminar la regulación, se subirá el doble.
«El gobierno puede emitir cualquier ley. Lo que pasa es que las intervenciones en el Estado de manera directa perjudican más que los beneficios que pudieran dar», dijo Henry.
Además, consideró que otra consecuencia de una intervención estatal es el abandono de la inversión.
«Esas empresas, al ver que ya no pueden ganar tanto porque el gobierno los está regulando, lo que hacen es disminuir las inversiones en el país. Ya no les resulta atractivo, porque no alcanzan la rentabilidad que ellos han proyectado», expuso.
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Generar las condiciones
Entre tanto, el economista dijo que lo más viable en esta situación es que se creen nuevas condiciones para que empresas extranjeras quieran y puedan invertir en Honduras.
Recordó que a través de la limitación legal se puede hacer muy poco o hasta se puede perder la inversión.
«La mejor manera de combatir los monopolios es generándoles competencia, creando las condiciones en el país para que vengan otras empresas que inviertan, y ahí todo mundo gana, porque se mejora la calidad, los precios y se le ayuda a los consumidores. Mediante leyes radicales ningún país ha podido controlar los monopolios», dijo.
Además, enfatizó que las opciones son limitadas, al menos en las vías legales y que lo más conveniente es fijarse en crearle competencia a los empresarios.
«Sería más por las vías de la competencia. En Honduras hay varios monopolios, la harina es el claro ejemplo. Como solo son dos o tres empresas, que son un oligopolio, ellos se ponen de acuerdo y suben el precio y se convierte en un monopolio y eso es dañino», explicó el experto.
Explicó que hay ciertos productos que son extremadamente caros debido a la existencia de un monopolio y que, incluso, son más baratos los mismos productos importados de otros países.
Monopolios son dañinos en todos los sentidos
El economista recordó que los monopolios son lesivos para la economía en general, sin embargo, quienes resultan más afectados son los consumidores finales. Además, dijo que lo más perjudicial de un monopolio es que tienen el control total sobre el producto, por lo tanto, pueden aumentar el precio y bajar la calidad si así lo desean.
«Lo dañino de los monopolios que tienen control absoluto sobre toda la cadena de producción hasta el control de los precios», concluyó.
En Honduras la producción y distribución de harina y sus derivados esta prácticamente en manos del Molino Harinero de Sula, que es quien pone los precios de ese importante producto de la canasta básica y de la dieta del hondureño, puesto que no hay competencia.
La industria harinera de Honduras está compuesta por varios agentes económicos. El Molino Harinero Sula, propiedad de la familia Goldstein, es uno de los actores más reconocidos del país.
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