ESTADOS UNIDOS. Aunque tiene más de medio siglo de antigüedad, este auto que Ford denominó “un laboratorio sobre ruedas” ostentaba un montón de características que no se conocían a principios de la década de 1950. Aún son impresionantes en la actualidad. Cargado con más de 50 artilugios con carácter futurista, el X-100 de comienzos los 50 fue el primer vehículo soñado de Ford Motor Company.
La historia cuenta que, en 1949, Ford se enteró de que General Motors estaba trabajando en una serie de coches conceptuales que mostrarían su futuro lenguaje de diseño y capacidades técnicas, proyectos que aparecerían unos años más tarde como GM LeSabre y Buick XP-300. Preocupado por verse eclipsado por sus rivales del otro lado de la urbe, el diseñador Joe Oros (el hombre que continuaría estilizando el Mustang) convenció a la gerencia para que diera luz verde a la creación del propio prototipo futurista de Ford.
Su nacimiento
Concebido por el estudio de diseño de Lincoln, el X-100 presentaba unas formas bulbosas que, en cierta escala, acabarían siendo la seña de identidad en la marca durante los años 50. Parece ser que, en algún momento durante la etapa inicial de desarrollo, Henry Ford II visitó el equipo y quedó tan impresionado con el diseño que sugirió promocionarlo como Lincoln Continental. Así, el prototipo pasó a llamarse Continental 195X. pero cuando se decidió ir por una dirección más clásica para el Continental, el proyecto se reformuló como Ford X-100.
Terminado en 1952, se basaba en un chasis Lincoln de 3. 124 mm mejorado con una suspensión trasera independiente estilo de Dion, frenos asistidos (de tambores, por supuesto) y dirección asistida. Debajo del capó, el coche escondía un V8 con una interesante configuración de cinco carburadores. Este bloque de 5. 2 litros entregaba 160 CV en los modelos de Lincoln, pero para la ocasión se reajustó con una línea de escape libre y los mencionados carburadores para entregar 300 CV.
Así se vio por primera vez
Fue revelado al público por primera vez en el Salón del Automóvil de Chicago. Pero a pesar de su chasis y tren motriz de última generación, no era funcional. Por esa razón tenía que ser empujado. Si bien su diseño llamó la atención de los asistentes, los posibles compradores del Continental no quedaron muy impresionados, principalmente porque era demasiado futurista. Después de analizar los comentarios de los potenciales clientes, la directiva decidió optar por un diseño diferente, lo que finalmente condujo al Continental Mark II (1956).
En 1953, como parte de las festividades del 50 aniversario de la empresa, el Ford X-100 subió al escenario una vez más. Esta vez, era completamente funcional y traía ciertas características que dejaron boquiabierto al público. Podría decirse que la más emocionante fue la sección del techo transparente. No solo era retráctil eléctricamente, antecediendo al Fairlane 500 Skyliner, sino que también podía deslizarse hacia adelante a una posición de cerrado, automáticamente, cuando empezaba a llover, gracias a un sensor montado en el techo.
Más incorporaciones
Otra característica interesante fue un conjunto de gatos hidráulicos incorporados en el chasis, que facilitaban el cambio de una rueda pinchada de este ligero vehículo de 2,7 toneladas, en parte motivado por su tamaño: 5.588 milímetros de largo y 2.057 mm de ancho. La lista de innovaciones exteriores continuó con un maletero de apertura y cierre eléctrico, el cual se podía operar con tan solo presionar un botón. Además, el Ford X-100 estaba equipado con unos limpiaparabrisas que podía rociar agua fría o caliente, según la temperatura exterior.
El prototipo de Detroit era igualmente impresionante en el interior. Todos los asientos tenían calefacción, mientras que los frontales eran ajustables eléctricamente y contaban con una serie de botones preestablecidos con programas destacados. Puede que esto no parezca tan impresionante en 2022, pero a principios de la década de 1950, los asientos con memoria y calefacción eran inauditos. Tampoco faltaba un teléfono en la consola central, un dictáfono y, por alguna razón, una afeitadora eléctrica escondida dentro de la guantera.
Durante los siguientes dos años, el X-100 se llevó a muchas exhibiciones de coche a lo largo de todo el mundo. donde nunca dejó de sorprender. Se cree que este prototipo reunió a más multitudes que cualquier otro concepto de Ford antes o después de este modelo. Después de terminar su vida en los salones, se exhibió en el Museo Henry Ford de Innovación Estadounidense en Dearborn, Michigan, donde reside hasta el día de hoy. Gracias a King Rose Archives, puedes ver imágenes originales del icónico Ford X-100 bajo estas líneas.
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