CORTÉS, HONDURAS. Dos casos de pandilleros que «han burlado a las autoridades» y han puesto a otra persona en el lugar de ellos para cumplir una condena se han conocido en el país.
«El Pechocho» y «El Extranjero» son dos presuntos criminales conocidos por sus estrategias, para librarse de la justicia e incluso uno de ellos borró sus huellas dactilares para que no lo encontraran.
«El Pechocho»
A José Virgilio Sánchez, conocido en el mundo criminal como «El Pechocho», lo condenaron en el 2013 a más de 500 años de prisión por matar aproximadamente a 19 personas, de los cuales 17 fueron asesinados en la masacre de una zapatería.
Posteriormente, lo trasladaron a la Penitenciaria Nacional de Támara, donde se habría escapado.
En el 2016, autoridades penitenciarias descubrieron que a otro reo, que tenía una condena de 30 años, lo trasladaron a la cárcel de Ilama, Santa Bárbara, con el nombre de José Virgilio Sánchez.
En junio del 2017 lograron capturar al verdadero «Pechocho» en San Pedro Sula. Pero, las autoridades penitenciarias negaban que se tratará de él, pues aseguraban que ya lo tenían encerrado.
Luego de que Medicina Forense a través de un examen de huellas dactilares confirmara que se trataba del mismo, lo remitieron a la cárcel para que continuara con su condena de más de 5 siglos.
Sin embargo, nunca se constató quiénes fueron los responsables de su fuga y el método que utilizaría para escaparse.
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«El Extranjero»
Hace unos días Valmaña Cruz fue capturado en la residencial Jardines Del Valle de la capital industrial. Según informes, al momento de su captura ofreció 5 millones de lempiras para que lo dejaran libre.
Se trata de Jesús Valmaña Cruz, de 26 años, conocido criminalmente como “El Extranjero”, es originario de La Ceiba, quien es miembro activo de la estructura criminal y fue detenido el 02 de junio del 2021, según autoridades.
Este individuo vivía bajo la identidad identidad de Ricardo López Cerrato, con el propósito de evadir y despistar a la policía, manifestaron.
Valmaña Cruz se encontraba recluido en el centro penitenciario de Ilama, Santa Bárbara; lugar al que lo enviaron por delitos de secuestro agravado y asesinato.
En su lugar se encontraba otro reo cumpliendo otra condena y a quien supuestamente le pagó 1 millón de lempiras para que ocupará su lugar.
Al momento de verificar su identidad, se observó que presenta lesiones intencionales en las huellas dactilares de los dedos de ambas manos; táctica característica de suplantación y ocultamiento de la identidad real, señalaron las autoridades policiales.
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