TEGUCIGALPA, HONDURAS. La película «El hombre invisible» se ubicó esta semana a la cabeza de las taquillas en América del Norte, según las cifras temporales publicadas el pasado domingo por la sociedad especializada Exhibitor Relations.
Hay que mencionar que la cinta adaptada del célebre libro de H.G. Wells, recaudó 28.9 millones de dólares en tres días.
La historia estelarizada nos cuenta la historia de Cecilia, a quien vemos en la primera escena, ejecutar un plan de escape. Ella se cerciora de que su marido Adrian (Oliven Jackson-Cohen) está profundamente dormido para, cautelosamente, escapar de la mansión moderna en la que viven, en un lugar aparentemente apartado de la civilización. Por cierto, el esposo es un experto en el campo de la óptica.
«El hombre invisible»: El poder de visibilizar a los monstruos
Cuando Cecilia está a punto de salir por el garage, se encuentra con el perro de la casa, quien tiene un collar electrónico que se lo impide. La protagonista se lo quita, pero sin querer activa la alarma del coche, y con él las luces de su cuarto. El horror se ha despertado.
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Acelera el paso, brinca la barda y se adentra en el bosque para llegar a la carretera por donde su hermana pasará a recogerla.
Una vez dentro del coche, no pasan muchos segundos hasta que vemos a su esposo llegar corriendo para evitar la huida. Con el puño rompe el cristal, pero la hermana arranca y la fuga se concreta.
A Cecilia le cuesta salir a la calle por el miedo que el marido le inculcó: la tenía aprisionada. Controlaba todo lo que hacía y la aisló de todo mundo. Sin embargo, Celilia recibe una noticia excelente: su marido falleció y le dejó dinero.
El panorama de Cecilia se abre, pero sólo para reinsertarse en el horror, ya que poco a poco sentirá la presencia de su marido, a quien no puede ver pero sabe que está ahí. Nadie le cree, pero se dejan sentir los efectos de su violencia que van afectando también a sus seres queridos.
«El hombre invisible» es capaz de transmitir a la perfección la angustia e impotencia de Cecilia, ante la amenaza que se cierne sobre ella: un oponente poderoso, no tanto en lo físico.