Realizar ejercicios para combatir la hernia discal es una de las indicaciones médicas que acompañan el protocolo de abordaje de esta patología. Tanto profesionales de la salud como personas vinculadas al mundo de la gimnasia coinciden en la importancia de la actividad física para estos pacientes.
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La hernia discal tiene diferentes formas de presentación de acuerdo a su localización en la columna vertebral. Del mismo modo, los grados de severidad son variables, así como los síntomas acompañantes. Sigue leyendo para enterarte más.
¿Qué tipos de hernia discal existen?
Una hernia discal es una protrusión del disco intervertebral hacia fuera del eje de la columna. Esta posición anómala de la estructura anatómica entra en contacto con otros tejidos que, al final, serán los que determinen los síntomas.
Toda la extensión de la columna vertebral puede sufrir una hernia. Eso ayuda a la clasificación de la patología, que puede ser cervical, torácica o lumbar. La primera y la última son, por lejos, las más frecuentes de las tres.
Si pensamos en la columna como un apilamiento de vértebras, entenderemos que entre ellas debe situarse algo que haga las veces de amortiguador. Ese algo es el disco intervertebral, formado por una cápsula más fibrosa y un centro de consistencia blanda que absorbe los impactos.
Los discos se ubican entre los cuerpos vertebrales óseos y mantienen una posición central en la espalda que respeta los límites que les imponen los huesos. Cuando uno de los discos sale hacia un costado por culpa de una herniación, el equilibrio interno se pierde y los nervios son inflamados, por cercanía.
Así, podemos catalogar los siguientes tipos con su sintomatología:
- Cervical: la hernia discal cervical se ubica en el cuello y su síntoma primordial suele ser la cervicalgia y el dolor referido a los miembros superiores.
- Torácica: es la menos frecuente y se manifiesta con dolor en el pecho o en el trayecto de las costillas.
- Lumbar: una hernia discal lumbar tiende a generar signos en los miembros inferiores, mediante la lumbociatalgia.
¿Qué ejercicios sirven para combatir la hernia discal?
Como ya hemos visto que hay distintos tipos y síntomas de hernia discal, también tendremos que dividir los ejercicios recomendados según esa localización. No podemos recomendar el movimiento de los miembros inferiores a personas con cervicalgia ni viceversa.
Ejercicios para la hernia discal cervical
En este caso, el automasaje del cuello parecer ser el que cuenta con más evidencia científica a su favor. A menudo, cuando una persona consulta por esta dolencia, el médico le indica fisioterapia y el kinesiólogo le enseña a realizar masajes en su propia casa.
Es conveniente considerar que, más allá de la técnica específica, importa el uso de los dedos y la dirección circular del movimiento. Estos automasajes se pueden realizar en cualquier momento, durante descansos del trabajo, al ver televisión o en un momento de relajación cualquiera.
La actividad física anaeróbica en el gimnasio no es una mala opción. Se suele recomendar su inicio una vez que el primer dolor agudo cedió. Lo que se pretende es tonificar los músculos del cuello que hacen de sostén a la columna. De este modo, se genera más soporte para el equilibrio central de la columna.
Los músculos que se trabajan son los paravertebrales, en una posición que no provoca dolor. El peso debe manejarse con precaución, ya que los pinzamientos de la hernia discal cervical quitan la fuerza en los miembros superiores, y eso deriva en accidentes al sostener pesas o mancuernas.
Recomendaciones deportivas en la hernia discal torácica
La hernia discal torácica o dorsal es poco conocida. De hecho, muchas personas pueden suponer que no es posible que exista el trastorno a esa altura de la columna vertebral. Pues bien, no solo existe, sino que su abordaje es más complicado que en el resto de las formas de presentación.
El ejercicio recomendado es activo y progresivo. Se establecen rutinas de gimnasia concentrada en la estabilidad y la fuerza, por lo que es común que los fisioterapeutas insistan en posiciones estáticas para la propiocepción.
A medida que avanza la recuperación y la ganancia de fuerza muscular, se elaboran rutinas nuevas. En este tipo del trastorno, el acompañamiento de un profesional resulta vital.
Ejercicios para pacientes con hernia discal lumbar
La típica lumbociatalgia es el signo de desarrollo de la hernia discal lumbar. Comienza con un dolor focalizado en la espalda baja que desciende por el trayecto del nervio ciático a la ingle, el muslo y hasta el dedo gordo del pie.
Está recomendado acompañar los ejercicios que se realizan con terapia de calor, de manera que se relajen las fibras musculares circundantes a la lesión, casi siempre afectadas por contracturas musculares. Esto es una respuesta antiálgica del cuerpo.
Los estiramientos son fundamentales y deberían ser repetitivos. Los miembros inferiores tienen que alcanzar su máxima amplitud, dentro de las posibilidades de cada paciente, para liberar el apretamiento nervioso. Si se trata del ámbito laboral, es importante crear espacios de descanso activo para ello.
El uso de los balones de gimnasio para variantes de la plancha y fortalecimiento de la región muscular central del cuerpo ayuda. Del mismo modo que en el cuello, se pretende elevar la fortaleza de los tejidos circundantes para sostener el equilibrio de la columna.
Combatirla de manera natural
Los ejercicios para combatir la hernia discal son una alternativa al uso de analgésicos. Si bien estos últimos ayudan a calmar los dolores, es mejor evitar su sobreutilización.
Con un plan de ejercicios y llevando una vida activa, la hernia discal es manejable en la mayoría de las situaciones. Por eso, ante esta dolencia lo mejor es acudir al fisioterapeuta para que oriente sobre las mejores opciones según el caso.
Fuente: Mejor con Salud.
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