«No quise ser una persona de fútbol porque ya hay demasiadas en Honduras y también demasiados futbolistas, entonces ¿por qué mejor no ser beisbolista?«, dijo Eduardo Díaz pensando sobre a qué se dedicaría, sin imaginarse que apenas a sus 20 años ha podido conocer países como Estados Unidos, México y Panamá gracias al «deporte rey».
Influenciado por su padre quien también jugaba beisbol y softbol, Díaz ha representado a Honduras en diferentes torneos internacionales y describe cantar el himno nacional en territorio extranjero como «algo significativo e inolvidable».
A pesar de reconocer que el pasaporte hondureño limita las oportunidades de jugar profesionalmente en el exterior, el shortstop o campocorto ha conseguido jugar en ligas de alto nivel como la nicaragüense y hasta ser campeón en Guatemala.
El oriundo de Puerto Cortés sueña con llegar a las Grandes Ligas como Mauricio Dubón a quien admira y agradece, pero su amor por la pelota no lo ha hecho abandonar sus metas académicas.
De las tareas en la pequeña escuela Sagrado Corazón de Jesús ubicada en la ciudad portuaria a realizar un doble play en el diamante de Miami, así es Eduardo Josué Díaz, una de las grandes promesas del beisbol nacional.
¿Cómo inició tu pasión por el beisbol?
Mi pasión por el beisbol inició desde pequeño por que mi papá ha sido beisbolista y softbolista, entonces desde pequeño anduve atrás de él, iba al campo para ver al equipo donde jugaba, por eso empezó el amor a este deporte.
¿Por qué beisbol y no otro deporte?
Cuando tenía siete, ocho años yo practicaba beisbol y también estaba en una escuela de fútbol, pero llegó un momento donde pasaba cansado por hacer las dos entonces mis papás me dijeron que escogiera si fútbol o beisbol.
¿Cuándo te diste cuenta que querías ser un jugador profesional de beisbol?
Me di cuenta cuando tenía 14 años, mi entrenador habló conmigo y dijo que podríamos trabajar para llegar a jugar profesionalmente y vivir de eso. «Vos tenés las condiciones» me dijo, luego habló con mis padres y me dieron el apoyo.
¿Qué entrenadores te han ayudado a llegar donde estás?
Hubo varios, pero claro el primero fue mi papá, él me enseñó cómo tirar una pelota y me dio escuela en casa. Ya en equipos menores apareció Alberto Mendoza, quien fue primer entrenador y luego vinieron unos nicaragüenses al país: Armando Cano y después su hermano Luis Cano.
En 2014 Luis Cano fue quien me impulsó a ser un jugador profesional, fue con él que me terminé de desarrollar. En mi etapa más importante en beisbol fue él quien estuvo, me apoyó y entrenó.
Yo entrenaba de 2:00 a 5:00 de la tarde con el equipo y luego me quedaba con él entrenando de 5:00 hasta que nos lo permitiera la luz del día.
¿Admirabas a algún beisbolista cuando eras niño?
Sí, la verdad que he admirado muchos, pero el único con el que dije «quiero ser como él» era a mi papá.
¿Qué dijo tu familia cuando le dijiste que querías ser beisbolista?
Gracias a Dios siempre he tenido bastante apoyo de mi familia en mi carrera deportiva. Siempre mi mamá y papá estuvieron apoyándome, siempre estuvieron dándome ánimos y ellos están contentos porque han visto el cambio en mí, tanto emocionalmente, deportivamente, como costumbres en mi vida que cambian.
¿Cómo descubriste tu posición?
A mí siempre me gustó el catcher porque mi papá es catcher, pero yo siempre jugué de shortstop debido a situaciones de equipo me quedé, me terminó gustando y me desarrollé bastante bien en esa posición.
¿En qué ligas y equipos has estado en tu carrera?
En ligas menores estuve en IMDEPOR hasta mis 16 años, ya a los 17 me fui a Nicaragua y allá jugué con los Indios del Bóer, después con la Fuerza Aérea de Tegucigalpa y en selecciones donde me he mantenido jugando.
Recientemente jugué en Guatemala en la liga de Beisbol Invernal Guatemalteco con el equipo de Lobos y quedamos campeones en una serie de cinco partidos contra Marineros.
Mencionaste que has estado en la selección de Honduras, ¿Qué se siente representar al país?
Ser llamado a una selección de su país son experiencias que uno como deportista siempre va a recordar. Portar la bandera en el pecho o cantar el himno antes de un partido son experiencias muy significativas, inolvidables y representan mucho para uno como jugador. Siempre trato de dar lo mejor de mí.
¿A qué lugares de ha llevado el beisbol?
Por la selección he ido a Miami, tres veces a Panamá, México, El Salvador, Guatemala y Nicaragua en diferentes torneos a los que he ido.
Tomando en cuenta los diferentes lugares donde has jugado, ¿Dónde se juega beisbol de mejor nivel?
Podría decir que la liga de Nicaragua, esa es una liga de mucha exigencia ya que es un país que se ha desarrollado en el beisbol mucho más que Honduras. Querer lograr destacarse allí es difícil, pero no imposible.
¿Quisiste renunciar alguna vez? ¿Alguna lesión o situación te desanimó?
Claro que sí, muchas veces. Imagino que a todo deportista le pasó, le pasa y le va a seguir pasando. Llega un momento donde sentís que no avanzás, que si avanzás viene una lesión y retrocedés o te sentís solo.
A mí me pasó cuando viví año y medio en República Dominicana y no tenía a absolutamente nadie, solo tenía a mis compañeros que eran desconocidos. Había momentos donde me sentía solo y sin nadie.
¿Es difícil ser hondureño y querer dedicarse a este deporte? ¿Pesa el pasaporte?
La verdad sí lastimosamente. Ya sabemos que Honduras no es un país reconocido en el beisbol entonces el pasaporte hondureña no pesa en el beisbol. Las oportunidades son como el agujero de una aguja, es difícil entrar, pero una vez que entrás resolvés todo.
Por ejemplo, mi posición original es shortstop y en Nicaragua cuando llegué me pusieron a jugar en los jardines, en todo menos mi posición. Así que mi chance llegó cuando el shortstop titular del equipo no fue y después de ese partido logré quedarme como titular. Las oportunidades para demostrar son pocas así que cuando está no hay que desaprovecharlas.
¿Cuál es tu próximo objetivo?
Poder retomar el beisbol ya que por situaciones de COVID-19 todo mundo se alejó un poco. Espero retomar mi condición física y nuevamente salir a jugar a ligas independientes.
¿Cuál es tu sueño por cumplir?
Mi sueño siempre va a ser llegar y jugar en Grandes Ligas. Cuando tenía 10 quería eso, al igual a los 14, 18, 20 y cuando tenga 40 años y si no he llegado a jugar ahí seguirá siendo mi sueño.
Actualmente y siendo realista mi sueño por cumplir es graduarme de la universidad y seguir jugando beisbol profesionalmente.
¿Qué representa ver a Mauricio Dubón, alguien 100% hondureño, romperla en las Grandes Ligas?
Que Mauricio juegue en las Grandes Ligas es una esperanza para Honduras, es una esperanza de que abra el beisbol y obtenga más apoyo y se reconozca más a Honduras. Con eso se van a desarrollar mejor las generaciones que vienen y los jóvenes van a llegar a tener motivación porque dirán «sí él pudo, yo puedo».
¿Qué le recomendarías a un niño que anhela jugar profesionalmente algún día?
Mi recomendación es que le ponga empeño, que dedique tiempo, que aproveche su juventud, que las cosas materiales van a venir por añadidura, que no se olvide de Dios, que respete y valore a sus padres porque las bendiciones del deporte vienen de los padres y que no deje los estudios porque el estudio y deporte deben ir a la par.
«¿Por qué mejor no ser beisbolista?» reflexionó Díaz tal vez considerando más el entretenimiento del juego y no tanto en el trabajo, esfuerzo y el mar de emociones que le traería esa simple, pero fundamental pregunta. Ahora sueña con llegar a lo más alto y como recalcó, solo lo conseguirá «dando lo mejor» de él.
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