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viernes, noviembre 22, 2024

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ATLÁNTIDA, HONDURAS.  «El detenido no confiesa. No habla. Está entrenado para callar, matar y no delatar. Ha trabajado para Los Zetas y sabe aguantar bien la presión», fue la respuesta del jefe de la DPI, Evelio Burgos, a el diario El País de España, sobre el caso de la desaparición del niño Enoc Misael Pérez Chinchilla, secuestrado en Campo Elvir, Tela, luego de una masacre, el pasado 2 de diciembre del 2019.

Los comunicadores plasmaron sus experiencias en Honduras mediante un amplio reportaje, destacando la labor de búsqueda de Karina Chinchilla, madre del menor, hondureña que junto a su hijo llegó de vacaciones desde España, y fue cuando ocurrió el secuestro del niño.

En reiteradas ocasiones la joven mujer dijo que no se regresará a Europa sin encontrar a su vástago, pese a que esto signifique perder su ciudadanía. Entre otras palabras, Chinchilla lamentó la poca, o prácticamente nula, ayuda que recibe de la Policía, «En este país se pierde una persona y es como si se perdiera un animal», dijo a periodistas.

Pasado más de un mes desde la desaparición del menor, la madre todavía recorre día y noche las montañas de Tela, acompañada de algunos miembros de la DPI. Pero la exhaustiva búsqueda no da fruto.

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DPI: «Algo se complicó»

Específicamente, el secuestro ocurrió a eso de las 7:00 de la mañana de la fecha antes dicha. Ese día, según dijo Burgos «algo se complicó», pues los hechores nada más pretendían llevarse a Enoc, pero terminaron matando a tres personas: abuelo, tío y niñera del infante.

Según el oficial, todo fue obra de Bayron Meléndez,de 29 años, a quien la Policía detuvo días después de los hechos.

Burgos dijo que la idea era secuestrar al niño, así que Meléndez, supuestamente acompañado de otras dos personas, llegó muy temprano a casa del abuelo del pequeño, Rubilio Pérez. El sospechoso creyó que el señor dormía, pero no era así, sino que abrió la puerta cuando escuchó su nombre, y fue por eso que Meléndez lo atacó a disparos y luego asfixió con un cordón de zapatos.

Pero unos instantes más tarde, con los asesinos dentro de la casa, llegó Israel Ramos, el tío de Enoc, a quien también mataron de un golpe en la cabeza. Posteriormente llegó Cindy Castro, que cuidaba al niño, quien apareció muerta algunos días después. La Policía tiene la hipótesis de que Cindy estaba coludida con Meléndez, pero que fue asesinado porque luego pretendía delatarlo a él y a sus compinches.

Los cadáveres del tío y abuelo de Enoc, junto al de Amalia Molina, una vecina de la familia, fueron hallados semienterrados en una zona desolada de Campo Elvir. Mientras que el de Cindy yacía en una zona montañosa de Lancetilla.

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La detención de Melendéz

Por otro lado, se debe recordar que a Meléndez lo detuvieron el pasado 5 de diciembre cuando se encontraba de compras en un centro comercial.

Al momento de su aprehensión, llevaba una mochila con L11,000 y marihuana. En su casa, la Policía encontró las ropas ensangrentadas del abuelo de Enoc.

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