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jueves, noviembre 21, 2024

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. Sacrificio, mente y cuerpo sano, entrega y sobre todo perseverancia son solo algunos de los factores que influyen en que una persona pueda conquistar una gran cima, tal y como aconteció con la hondureña Dora Raudales, la primera catracha que llegó a la cima del monte Everest, el pico más alto del mundo.

La catracha, originaria de Tegucigalpa, pero residente en Monterrey, México, se propuso una meta y la logró el 19 de mayo de este año. Con ello, marcó una pauta en la historia y dejó en evidencia que las mujeres también logran sus sueños.

Tras lograr esta hazaña única y gratificante, Dora compartió con su familia, amigos y el pueblo de Honduras su alegría. De la misma manera, contó en una entrevista exclusiva a Diario Tiempo, cómo fueron sus inicios en el tema de alta montaña y que ha significado escalar el Everest.

Dora Raudales
Dora Raudales alcanzó la cima del Everest exactamente el 20 de mayo del 2024 y fueron horas y días completos de caminata usando un equipo especial.

Lea además: ¡Orgullo! La hondureña Dora Raudales finalmente conquista el monte Everest 

Una madre con calidad de vida 

Dora detalló a Diario Tiempo que es madre de tres hijos (un varón y dos niñas). Tras el primer año de su tercer descendiente, determinó empezar con un estilo de vida sano. Desde el 2014 inició con rutinas de ejercicio, pero para el 2020 que todo cerró por la pandemia del covid, optó por el deporte de montaña.

«Inicié sin pensar que estas rutinas de ejercicio a las que me metí, que fue en la modalidad del CrossFit me iban a gustar y empecé a comprometerme, tener un entrenamiento más específico, enfocado y para competencia, haciendo ejercicio de una manera más disciplinada», expresó.

Pese al cierre de los gimnasios, Raudales tomó la determinación de comenzar a conquistar las montañas de Monterrey, que están entre las más altas de la región. En este paso, iniciaron con el senderismo antes del montañismo y se enamoró de este deporte lleno de adrenalina y compromiso.

La catracha es una mujer que disfruta de su rol de madre, esposa y escaladora.

«Desde la primera vez me gustó tanto que luego quería hacer un poquito más e ir a otra montaña y lo empecé a hacer semanalmente, íbamos a otra y otra y luego fuimos a la más alta de Monterrey, que tiene una altura de más de 2 mil 100 metros. Luego, pasamos a otra ciudad con montañas más altas y me gustó muchísimo el reto».

Conquistando las cimas 

Dora asegura que de joven no se imaginó que escalar altas montañas iba a ser una actividad que le apasionaría tanto en el presente.

«Me ha apasionado el deporte, pero siempre balanceando el tiempo para mí, para la familia, el tiempo de calidad con ellos y cuando yo estaba entrenando, tratar de aprovechar el tiempo de la mejor forma para mejores resultados. No ha sido un caminar fácil y hay que buscar las maneras de no afectarlos a ellos y verme beneficiada yo».

Asimismo, este tipo de retos conlleva mucha preparación física, mental, espiritual y nutricional. Según la hondureña, lo hace desde hace algunos años y de manera formal cuando determinó competir y correr maratones, buscando su coach para su programa de entrenamiento y una nutrióloga que le ayudará con el tema de la alimentación deportiva.

Dora Raudales
Entre los puntos que ha alcanzado Dora en la región están el cerro Aconcagua, Pico de Orizaba en México. Todo, sacando el espacio para no descuidar a sus tres pequeños.

«Cuando empiezo a subir las montañas todo esto también era parte del régimen que yo ya llevaba y cuando decido subir más altas como el Aconcagua y El Everest, con más razón la parte alimenticia fue vital», expresó.

Entre el entrenamiento previo al Everest, la catracha tuvo que subir, correr y practicar en montañas con un peso de 30 kilos en la espalda.

Fuerza y perseverancia 

Para conquistar la cima del Everest, además de la preparación previa, Dora necesitó de dos meses fuera de casa, un reto bastante grande; su esposo fue un pilar fundamental. Además, hubo dificultades en el camino y requirieron fondos económicos para viajar.

«La altura es un reto extremo, ya que es la más alta del mundo y el cuerpo se va debilitando, pero lo mental es fundamental porque al final lo que ayuda a mantenerse en pie es estar concentrado en el objetivo para seguir y no parar», sostuvo.

Para la catracha, haber llegado a la cima «fue un momento bien bonito y al principio no me la creía, porque una vez que me puse esa meta yo pensé que era inalcanzable, pero al verme allí en la cumbre fue una satisfacción enorme, orgullo y sentí el acompañamiento de mi familia en cada paso que daba».

«También, el hecho de que me convertí en la primera mujer hondureña en lograrlo me da una satisfacción, poner un ejemplo para todas las mujeres, que cuando uno se lo propone, aun en medio de las dificultades se puede lograr».

Dora destaca la importancia de un cuerpo, mente y estilo de vida sano.

Dora Raudales asegura que está enamorada de las montañas y del deporte, por lo que no descarta seguir escalando y conquistando cimas. Con ello, seguirá llevando a lo alto el nombre del país que la vio nacer y crecer: Honduras.

La frase: «Hoy en día no hay diferencia de género y no es un factor para que las mujeres nos limitemos, nosotras podemos dar ejemplos y sobre todo a las nuevas generaciones, las que somos mamás ayuda a que nuestros hijos vean que nos podemos superar».

El dato: Es la segunda hondureña en escalar la cima del cerro Aconcagua en Argentina y lo hizo justo después de la catracha Rosibel Cruz y se encontraron en dicho país. Rosibel bajaba y Dora iba de subida.

Dora Raudales
Dora Raudales, Rosibel Cruz y Marlon David Romero coincidieron en su visita al cerro Aconcagua.

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