SAN PEDRO SULA, CORTÉS, HONDURAS. Las mujeres son un ejemplo de lucha, superación, y sobre todo perseverancia, y la historia de doña Yolanda Martínez es un ejemplo de ello, porque es reconocida entre algunos hondureños como una mujer que se viralizó por su trabajo orientado a la reparación de bicicletas.
Su trayectoria es única, puesto que, por años ha tenido que enfrentar los cuestionamientos y señalamientos por dedicarse a una actividad que “solo los hombres hacen”. Pese a ello, tiene apoyo, desde que comenzó con poco, hasta ahora que es conocida por muchos.
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Las personas visitan su taller ubicado en la colonia Tepeaca, entre 1 y 4 calle, 14 avenida de San Pedro Sula. Al llegar y preguntar por doña Yolanda, sus vecinos saben de memoria su dirección, y reconocen que es una mujer luchadora, que ha sacado adelante a sus hijos y nietos a través de su taller.
La señora Yolanda Portillo Martínez se levanta muy temprano para comenzar con su trabajo, su historia la dio a conocer en primer lugar un medio de comunicación progreseño hace unos años atrás, posteriormente poco a poco se hizo viral y ahora con sus 77 años, no pierde el entusiasmo por seguir trabajando.
Acompañada de su esposo, abrieron el taller
Esta aguerrida mujer tuvo que ingeniárselas junto a su esposo, y para ganarse la vida abrieron un taller de reparación de bicicletas. Según relató a TIEMPO Digital, él le dijo que era la única solución para tener que comer.
Además dijo que su trabajo quedaría, si en algún futuro, alguno de los dos moría, ese sería su legado. Doña Yolanda relató que ella lo tomó bien, sin miedos, y sin ningún tipo de vergüenza. Ella comentó que aprendió todo lo que su cónyuge le enseñaba, conoció cada cosa, hasta que finalmente se hizo experta.
Los primeros días fueron difíciles según expresó, debido a que, su esposo enfrentaba un diagnóstico de cáncer de colon. Entonces, ella solo podía trabajar algunos días, y otros no, porque lo acompañaba a él a sus citas y chequeos.
Sin embargo, se estableció más en el taller, cuando su esposo falleció. Aún con el luto, doña Yolanda sabía que tenía que seguir adelante, porque ella es quien mantiene a su familia, y su determinación no la dejó de lado, en ningún momento.
Deja las bicicletas «puliditas»
Los jóvenes, niños y adultos que la conocen saben de su trabajo, por eso, llegan hasta la colonia no solo con una, sino varias bicicletas, porque reconocen que doña Yolanda «las regresa a la vida».
En su relató la sampedrana indicó que muchas personas la identifican desde el momento que mencionan «doña Yolanda», y externó que con el transcurso de los años, ha adquirido muchos clientes. Añadió en la entrevista que a la gente le atrae la perseverancia de ella, y su amabilidad cuando los atiende.
Ella reconoce que ha adquirido mayor clientela tras ser entrevistada por diferentes medios, lo cual agradece mucho. Según reveló, eso le ha dado más fuerzas para seguir trabajando, no obstante, estos últimos meses no le han sido muy fáciles.
Doña Yolanda indicó que la economía está mal, por eso ha tenido que ingeniárselas, y sobrevivir con lo poco que han estado generando en el taller. «Cualquier cosa que le falte a mi familia aquí estamos para ayudar», agregó.
La honradez es su mayor característica
Esta gran mujer envió un mensaje a los ciudadanos, sus palabras fueron las siguientes: «Yo le digo a las personas que con pequeñitos detalles que uno tenga de honradez con sus amigos y amistades, cualquier cosita le ayuda a salir adelante».
Ella expresó que lo más importante es tener la amabilidad y ser honrado en cualquier negocio que se emprenda. Resaltó que a través de ello, se logra salir adelante, pese a las circunstancias o adversidades que se presenten en el camino.
Este ejemplo de mujer no solo se ha quedado con adquirir conocimientos de las bicicletas. También mencionó que ha logrado reparar algunas motocicletas, aunque aún está en ese proceso. Igualmente, algunos jóvenes se le acercan para que les enseñe a reparar, y algunos de ellos, en ocasiones le ayudan en el taller.
Su gasolina: la reacción de los clientes
«Yo nunca fui egoísta con mis clientes», expresó, porque siempre les enseña cosas que ellos pueden reparar en sus casas, sin necesidad de movilizarse donde ella. Además, les muestra cada proceso que hace en sus bicicletas.
Esta hondureña explicó que siempre trata a los clientes con amor, siempre les dice que la reparación de una bicicleta es cara, pero que les va a ayudar. Otro problema que enfrenta doña Yolanda, es que algunas piezas no las encuentra y tiene que ver qué hacer al respecto.
Al entregar la bicicleta a su cliente, muchos le han dicho: «Pucha doña, me la sube». También, exteriorizó que le muestran respeto por los años de trabajo que lleva en el taller y que aun con sus 77 años no se detiene.
Doña Yolanda, además destaca porque antes que sus clientes le paguen, ella les dice que prueben la bicicleta. Sostuvo que los manda a dar una «vueltecita», si ellos encuentran algo mal, ahí mismo ella lo repara, hasta dárselas «puliditas» y que no duden de su trabajo.
Sin duda, este es un ejemplo de las mujeres hondureñas, quienes sobresalen en todas las cosas que hacen, que aún con los problemas que puedan tener, buscan la manera de sacar adelante a su familia, y no se estancan en los malos momentos.
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