ESTADOS UNIDOS. Arriesgándose a cruzar desde Tijuana, México con la guía de desconocidos, la hondureña Olga Cordón Ponce llegó a Estados Unidos en 1984.
«En el camino nos cuidábamos unos con otros. Si alguien miraba que venía un peligro por la parte de atrás, avisaba a los demás. Gracias a Dios, lo logramos», manifestó.
Conocida como «Doña Bibi«, migró en búsqueda de mejores oportunidades. Ante la facilidad que tiene para preparar exquisitos platillos, se llevó su entusiasmo culinario consigo al país de las barras y las estrellas.
Allá no dudó en comenzar a ganarse la vida a través de su comida. Arrancó con un negocio desde la cocina de su casa en Los Ángeles, California. Su sazón catracho le generó popularidad, por lo que, con el tiempo, abrió las puertas de su propio restaurante.
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¡Un día de gloria!
Hace más de dos décadas, el 14 de febrero de 1997, cortó el listón de su propio establecimiento de comida hondureña: «Doña Bibi’s Restaurant«. El mismo está ubicado en las proximidades del parque McArthur, en el centro de Los Ángeles.
«Mi comida es tan especial porque la hago con todo mi amor, todo fresco», expresó la emprendedora sobre su habitual quehacer. Además, describió su negocio como un lugar pequeño, destinado para que acuda toda la familia.
El recinto tiene su propia página web. Allí, se describe que es la pasión por cocinar, además de crear nuevas recetas, que le da al lugar un toque muy especial y personal para compartir con personas de todas partes del mundo.
El menú que forjó la compatriota es cada vez más extenso. Una visita a «Doña Bibi’s» garantiza que usted pueda degustar el sabor catracho que más se le antoje; tiene desde el platillo más tradicional, la baleada, hasta lo que puede probarse en las costas del corazón de Centroamérica.
Las baleadas usted puede pedirlas tan sencillas como guste o «full miquis«; también tiene la opción de un buen pollo «chuco«. Además puede tomarse una sopa marinera, o compartir con sus seres más queridos una buena parrillada.
En fin, la connacional preparó su lugar para que quien sea se deleite con lo típico de Honduras a cualquier hora del día; las gaseosas y los refrescos naturales del país cinco estrellas tampoco faltan.
Al servicio de la comunidad
Un aspecto más que destacable de «Doña Bibi», más allá de sus habilidades en la cocina, es que se preocupa por los demás. En especial, siempre está atenta de qué necesitan las personas latinas que rondan por las calles estadounidenses.
En varias campañas de entrega de alimentos participó su restaurante; pero no solo eso. Ella cuenta que también es allí donde se reúnen muchas personas para llenar las aplicaciones del TPS (Estatus de Protección Temporal).
«Me encanta estar allí para la comunidad latina. Hemos estado apoyando con muchos eventos; ayudo a estas personas porque miro el potencial en cada uno de ellos, me identifico con cada uno», expresó.
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