MEXICO, Cancún, QR. La reunión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) concluyó en esta ciudad sin resultados tangibles. Pero no sólo eso. En opinión de la canciller de Ecuador, María Fernanda Espinosa, dejó abierta “una fisura en el hemisferio.
La forma en que se abordó el tema de Venezuela es una voz de alerta. Cuidado y otros países empiecen a sentirse incómodos en la OEA y estén preguntándose cuál es la utilidad de permanecer en un organismo que no responde a las prioridades y deseos de sus miembros, advirtió.
La organización sesionó durante tres días, primero en una reunión de consulta que se convocó específicamente para debatir la crisis interna de Venezuela, y después en la 47 Asamblea General, con resultados que la diplomática ecuatoriana, que representa al gobierno de Lenin Moreno, llamó exiguos. Y esto debe ser leído, insistió, como una alarma. Este debe ser un momento de inflexión para la OEA. Si no reflexionamos sobre lo que está pasando se corre el riesgo de que algunos países se sientan incómodos y piensen que funcionan mejor otras instancias de integración.
En el caso de su país, dijo, creemos que las respuestas a nuestros problemas y prioridades pueden venir de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Espinosa, académica y diplomática de larga carrera, ha sido representante de su país ante la Organización de Naciones Unidas y la OEA, además de titular de varias carteras –Defensa, Relaciones Exteriores, Comercio– durante el gobierno del ex presidente Rafael Correa.
Al analizar lo ocurrido en Cancún, criticó al secretario general de la OEA, Luis Almagro. Creo que sobrepasó su mandato. Y calificó de desprolija y sin transparencia la manera como se presentaron los diferentes proyectos de resolución, impulsados principalmente por la cancillería mexicana.
Fue una asamblea monotemática, siempre alrededor del tema de Venezuela. Si se hubiera tomado en cuenta el punto de vista de todos y tratado respetuosamente a los participantes diría que valió la pena. Pero no. Lo que vimos, dolorosamente, fueron muchos enfrentamientos verbales. Entendemos la crisis profunda por la que atraviesa Caracas y que debemos ser solidarios, Pero la agenda hemisférica es mucho más que eso.
–Antes de la Reunión de Consulta, por declaraciones del secretario Almagro, se veía venir una condena muy dura contra Venezuela. ¿Qué pasó?
–Pienso que sobrepasó su mandato. Un secretario no es deliberante, no tiene su propia agenda. Esta debe responder al mandato y a las prioridades de los estados miembros. El problema empezó desde que tomó fuerza ese discurso condenatorio y agresivo. Ahí nos dimos cuenta de que esto no iba a ningún lado.
–¿Ecuador sería uno de los países que pueden llegar a sentirse incómodos en la OEA?
–No me pronunciaré sobre ese tema porque es algo que tiene que pasar por una amplia consulta, pero tengo que decir honestamente que a veces nos sentimos profundamente defraudados. Aunque todos los países coincidimos en la no injerencia, en la no intervención en los asuntos internos de los estados, en la libre autodeterminación, si revisamos los discursos que se pronunciaron, encontramos una serie de epítetos, adjetivos, juicios de valor del deber ser de un país del hemisferio.
–¿Qué significa el que el bloque de las naciones más grandes y poderosas que buscaban una condena a Venezuela sólo lograran 20 de los 34 votos de la OEA?
–Cuando hay un error de origen, procedimental, sabe uno desde el principio que no va a funcionar. El día de la reunión de consulta, desde que me senté me encontré un texto que yo no conocía ni había visto antes. Ni mi embajador ante la OEA sabía nada. Muchos países se enteraron en ese momento que se habían retirado las dos propuestas presentadas. Extas se sustituían por otro documento. En un espacio multilateral, cuando eso ocurre, no hay posibilidad de nada. Creo que faltó prolijidad, consulta, transparencia.
ASI HABLA UNA CANCILLER, LA DE ECUADOR
No creo que haya sido mala intención. Ese problema fue tan serio que hasta dividió a la Comunidad del Caribe. Esta usualmente opera como uno solo. Por suerte, San Vicente y las Granadinas volvió a presentar el documento original del Caribe. Ahí votamos en favor porque debíamos ser consecuentes. Y votamos abstención en el otro documento que ni conocíamos.
–¿No le parece extraordinario? San Vicente y las Granadinas, una nación tan pequeña que para verla en el mapa hay que buscarla con lupa, hizo fracasar una iniciativa liderada por México y Estados Unidos.
–La actuación de San Vicente fue oportuna y muy consistente.
–¿Qué hacer para que la OEA recupere la credibilidad?
–Necesitamos más diplomacia ciudadana, que represente los intereses populares, no solamente los empresariales.