CORTÉS, HONDURAS. Familiares de Marco Aurelio García Serrano llegaron ayer, lunes, a la morgue para retirar su cadáver y ahí relataron los planes que tenía el hombre antes de que le arrebataran la vida.
Al hondureño de 34 años de edad lo asesinaron a disparos a eso de las 7:30 de la noche, el pasado domingo, en la colonia 19 de septiembre del municipio de Choloma.
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Se conoció que él estaba afuera de la casa de su hermana, pues había ido a dejarle unos aguacates. Sin embargo, tras platicar con ella, se despidieron y luego se quedó sentado en unas gradas platicando con un grupo de jóvenes.
En ese momento, unos sujetos aparecieron y le dispararon directamente a Marco García en varias ocasiones hasta acabar con su vida. Tras cometer el crimen los malhechores huyeron de la zona.
Los familiares apesarados reclamaron el cadáver en las instalaciones de la morgue sampedrana. Ahí señalaron que no tienen sospechas de quiénes o por qué lo mataron.
Por otro lado, sus parientes exigen justicia. Mencionaron que el hondureño era un hombre trabajador, amable, honrado y respetuoso, que se supo ganar el corazón de muchos, pues era instructor de una banda de guerra desde hace 17 años.
No obstante, a raíz de la pandemia se quedó sin actividades. Marco García tuvo otros empleos y recientemente había salido de una fábrica de cartón.
La hermana de la víctima relató que hace unos días él recibió una llamada para que preparara una celebración con sus alumnos del centro José Cecilio del Valle por el Bicentenario del país. «Estaba muy alegre, su esperanza era volver a dirigir la banda», añadió.
Asimismo, sus familiares indicaron que él era padre de cinco niños menores de edad. Tanto sus allegados, amigos y alumnos se mostraron consternados por el hecho violento.
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