Tegucigalpa, Honduras. Mientras ojeaba las páginas de «El Principito», tras ver a su madre anotar el gol ganador en el campo de su natal Jesús de Otoro, la semilla de un sueño se plantaba en el corazón de Wendy Nóchez, el cuál floreció en las hojas que buscan visibilizar a la mujer hondureña.
Hija de una mujer migrante y con la justicia corriendo por sus venas, la joven originaria de Intibucá se convirtió en la escritora más joven de Honduras, título que lleva con orgullo.
Con tan solo 21 años y varios proyectos, Wendy busca dejar una huella en una sociedad que ha dejado la imagen de la mujer como parte de las sombras, sin luz ni brillo.
Abrió su corazón con Diario Tiempo y mostró el lado que las páginas de un libro no muestran. Noa habló de su inspiración, su origen y lo que la motiva a escribir.
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Raíces lencas
Nóchez relató que creció con las costumbres lencas, acciones que marcaron y moldearon su vida.
«Nací en una aldea del municipio de Jesús de Otoro, en el departamento de Intibucá. Tuve la oportunidad de crecer bajo las costumbres lencas», dice.
De igual manera, aseguró que durante sus primeros años de vida observó a mujeres empoderadas a su alrededor.
«Mi mamá y mi abuela, que se desenvolvían en espacios de defensoría de derechos del campesinado, de las mujeres. Definitivamente, ver el ejemplo de ellas, conocer su recorrido, me motivó a involucrarme desde muy pequeña en espacio infanto-juveniles de la defensoría del medioambiente», explicó.
Así mismo, señaló que aún recuerda una de las primeras ocasiones en las que observó la discriminación que vivían las mujeres.
«Las niñas con las que yo jugaba no podían ir a la escuela porque no había tantos recursos económicos en sus familias. Esos recursos eran destinados para los niños de la casa», indicó.
En este sentido, Wendy manifestó que esa situación causó un impacto en cómo miraba el mundo, debido a que ambos grupos tenían las mismas condiciones para recibir el pan del saber.
«Recuerdo que yo lo hablé con mi mamá, le dije que no me parecía justo. Sin embargo, dentro de lo que cabe, fui normalizando esa condición, porque la mayor parte de las niñas no iban a los centros educativos», detalló.
La joven escritora destacó que sus padres se convirtieron en la red de apoyo que la guió para alcanzar sus sueños.
«Mi mamá y mi papá han sido pilares fundamentales para el desarrollo de mis diferentes proyectos. Desde el apoyo emocional, el acompañamiento de los proyectos y también, la aportando el factor económico», comentó.
Literatura
Además, Wendy compartió con Diario Tiempo que pasión por la literatura es una herencia de su padre.
«Mi papá es un escritor de poesía, que desde muy pequeña me dio la oportunidad de poder entrar al mundo de la literatura. Recuerdo que yo aprendí a leer casi a los seis años, y desde ese entonces me volví una devoradora de libros», expresó.
Del mismo modo Wendy, que actualmente cursa la carrera de Derecho, afirmó que no pensó que en su futuro se volvería una autora.
«Nunca me visualicé como escritora. Sentía que ese era un territorio que no quería abordar o no me sentía tan identificada escribiendo. Me gustaba más imaginar otros escenarios a parte de la escritura», indicó.
Indignación que se convirtió en inspiración
Nóchez señaló que la indignación se convirtió en la gasolina que incendió su deseo de visibilizar a la mujer hondureña.
«Me indigné mucho por la poca visibilidad que había hacia las mujeres. Donde decidí trabajar un proyecto para visibilizar el trabajo de quince mujeres de mi municipio que había estado trabajando desde las sombras», detalló.
«Ser Mujer», es uno de sus trabajos más aclamados, libro que actualmente está agotado en las librerías nacionales y ha sido relanzado en tres ocasiones.
«Me di a la tarea de recabar estas historias, buscarlas, entrevistarlas y poder describirlas. Es ahí donde se concreta el primer proyecto literario que pudimos presentar», relató.
De igual manera, describió su obra como un «proyecto lleno de amor», sentimiento que cada una de las protagonistas de la historia le hizo sentir.
«Fue un proyecto que estuvo muy lleno de amor. Definitivamente, poder encontrarme con otras mujeres que en este momento se han vuelto un gran ejemplo para mí, me llenó de bastante amor», aseguró.
Asimismo, Nóchez manifestó que al ser su primer libro siempre tendrá un espacio especial dentro su corazón.
«‘Ser Mujer’ es el primer libro que escribimos, también era un espacio simbólico para adentrarme en el mundo de la literatura. Ha tenido una conexión especial con las y los lectores», describió.
Arte para generar cambio
La escritora hondureña expresó, con una sonrisa en su rostro, lo que significa para ella escribir este tipo de libros.
«Mi papá siempre me dijo que el arte podía manifestarse de dos formas: la primera, hacer arte por hacer, y la segunda, hacer arte desde la conciencia», señaló.
No obstante, Wendy demostró que hacer estas obras no siempre es fácil. Reveló que su madre tuvo que emigrar del país en busca de mejores oportunidades, tema en el que se centra su más reciente libro ¿Sueño pesadilla?.
Con lágrimas en sus ojos, la autora describió lo duro que fue escuchar esas historias de compatriotas que salen del país.
«‘¿Sueño pesadilla?’ es el libro que más me ha marcado. En una de sus páginas comento que para mí el libro estuvo marcado por mucha depresión y por mucho dolor. Mi mamá es migrante con mis dos hermanos menores. Decidí escribir de la migración porque no sentí que las personas generáramos el espacio de sensibilización para por abordar la temática», detalló.
En este sentido, joven hondureña manifestó que su madre no ha podido leer una copia física de esta nueva obra. No obstante, ella le tiene guardada una que le enviará para que pueda ver el fruto de su esfuerzo.
Wendy Nóchez es una escritora emergente en Honduras, que está dispuesta a cambiar al país desde las letras que redactan sus manos. De igual manera, le compartió a un mensaje a todas las niñas que, al igual que ella, sueñan con convertir sus dones naturales en arte que pueda transformar mentes.
«Honduras no es un país fácil. Los textos de arte tampoco son fáciles de abordar. Sin embargo, son menos difíciles cuando lo hacemos de manera colectiva, cuando no apoyamos y generamos esa red de apoyo», aseguró.
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