REDACCIÓN. El trabajo de Homero Gómez González, es proteger miles de hectáreas de bosques en el estado mexicano de Michoacán, a donde cada año llegan millones de mariposas monarcas.
Pero desde el 13 de enero está desaparecido. Aquel día se perdió el rastro del activista de 50 años, uno de los principales defensores en el país de los santuarios del emblemático insecto.
Asimismo, no están claras las razones de la desaparición. La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Michoacán pidió a las autoridades investigar el trabajo de Gómez, como una de las probables causas.
Mayte Cardona, vocera del organismo, aseguró a la agencia Reuters que el activista «seguramente estaba afectando intereses de personas que se dedican a talar de forma ilegal en la zona».
La tala clandestina de los bosques, es uno de los mayores problemas para las reservas de la mariposa monarca, una de las especies de este animal más reconocidas en Norteamérica.
De hecho, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) reconoce que en este estado detectaron grupos de taladores, transportistas y aserraderos clandestinos.
Las autoridades no informaron si detrás de la desaparición de Gómez existe algún grupo de delincuencia organizada.
Sin embargo, la Fiscalía General de Justicia del estado confirmó que interrogó a 53 agentes de la policía local de Ocampo y Angangueo, los municipios donde se encuentra la reserva El Rosario que administra Homero Gómez.
También comparecieron los alcaldes de Ocampo y Jungapeo, Roberto Arriaga y José Lugo, respectivamente.
Los policías y funcionarios solo fueron interrogados y volvieron a sus actividades, explican voceros de la Fiscalía.
Desde el 13 de enero, cientos de campesinos y vecinos de las comunidades cercanas recorren los bosques de la zona en busca de «El señor Homero», como llaman al activista.
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Patrón de sostenimiento
Un día antes de su desaparición, Homero Gómez publicó un video en su página de Facebook para invitar a los turistas a visitar el santuario.
En las imágenes aparece con cientos de mariposas que revolotean a su alrededor.
«Las mariposas salen como todos los días buscando agua y flores, y después regresan aquí a 200 metros donde ahora viven», dice.
Era una de las tareas cotidianas del activista. A diferencia de otros administradores de reservas de bosques, Gómez tenía una activa participación en redes sociales.
En sus mensajes comenta las condiciones en que se encuentran los bosques. En la reserva de El Rosario se ha logrado contener la tala ilegal de árboles.
Incluso la sede mexicana del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) califica el sitio como un ejemplo de conservación.
De acuerdo con la organización, Homero Gómez y otros activistas consiguieron restaurar parte de los daños causados por la tala ilegal.
Una de las formas de conseguirlo fue mejorar las condiciones de vida en las comunidades vecinas a través de programas de empleo.
Eso permitió que en los últimos años la degradación ambiental en la reserva se redujera «dramáticamente», según reportó la WWF.
Zona de santuario permanece cerrada la mayor parte del año
A pesar de estos resultados, la presión de grupos de delincuentes no cesa, aseguran autoridades y organizaciones civiles.
En diciembre pasado, la Profepa reconoció que en los bosques donde llegan las mariposas hay «taladores, transportistas y algunos dueños de centros de almacenamiento y transformación ilegal de materias primas forestales».
Por otro lado, para combatirlos se pusieron en marcha en el pasado operaciones con la participación de soldados y marinos, además de la Guardia Nacional.
La zona de los santuarios permanece cerrada la mayor parte del año, pero en noviembre se permite el acceso a visitantes por la llegada de las primeras mariposas
Las mariposas vuelan más de 5.000 kilómetros desde Canadá hasta los bosques de pino oyamel, en los límites de Michoacán y el Estado de México.
En este lugar se reproducen. Las que nacen aquí regresan al norte en marzo. Estudios científicos revelaron que utilizan una especie de brújula solar interna para orientarse.
Los bosques a donde llegan están protegidos desde 1986. Además, la mariposa se convirtió desde 1994 en el emblema del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Este convenio, a punto de ser sustituido, está firmado por Canadá, Estados Unidos y México.
