TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Las denuncias de presuntos actos de corrupción que se cometieron en la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco), bajo la administración de Gabriel Rubí y de su sucesor Max Gonzales, conocido como «Killa», comienzan a tomar forma con la entrada del nuevo gobierno de la presidenta, Xiomara Castro.
Este viernes, Ramón Soto, nuevo ministro de COPECO, denunció presuntas «planillas fantasmas» en la institución, las cuales suponen un gasto de L19 millones.
Debido a esa situación, el funcionario aseguró que ya iniciaron una «especie» de auditoría forense en toda la institución, para cuantificar tanto el personal y los bienes que posee COPECO.
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«Killa» cobró prestaciones
Asimismo, dieron a conocer que el exministro de COPECO, Max Gonzáles, mejor conocido como «Killa», habría cobrado prestaciones laborales por más de medio millón de lempiras tras su salida de la institución por el cambio de gobierno.
Gonzáles fungió en el cargo por 14 meses, es decir, desde octubre del 2020, en el marco de la pandemia del COVID-19, y por ese breve lapso cobró miles de lempiras en derechos.
«Killa» salió de COPECO con prestaciones valoradas en 597 mil 495 lempiras, supuestamente.
Killa recibió en total 12 cheques a su nombre y eran por concepto de pagos a servicios personales, por un monto de 240 mil lempiras, más 357 mil 425 lempiras de prestaciones.
Gabriel Rubí
Sin embargo, las denuncias se remontan desde el inicio de la pandemia y la afectación de las tormentas «Eta e Iota» en Honduras. Hablamos de dos periodos, donde fungieron en la titularidad de Copeco, Gabriel Rubí y Max Gonzales.
A Rubí lo nombraron comisionado de Copeco en agosto de 2019, pero las denuncias en su contra afloraron en el marco de la pandemia.
En abril de 2020, a un mes de haber iniciado la emergencia sanitaria en Honduras, el diputado del Congreso Nacional y médico Dennis Castro Bobadilla, denunció que Copeco compró mascarillas hechas de papel.
Castro Bobadilla publicó un video en Facebook en el que demostró que las mascarillas se rompían como papel. “Este filmado tiene el interés de demostrar al público las mascarillas que compró Copeco, compraron las cajas y ustedes van a ver esto”, dice en el grabación.
Percoladoras y televisores sobrevalorados
Otra de las adquisiciones que COPECO hizo durante la gestión de Rubí fue la de percoladoras con precios cincuenta veces más altos, televisores y otros artículos que aparecieron en la plataforma de la Secretaría de Finanzas.
La denuncia por la sobrevaloración en la compra de diez percoladoras se detalló en un informe de la Secretaría de Finanzas.
No obstante, Ismael Zepeda del Foro Social de la Deuda externa y Desarrollo de Honduras (Fosdeh), realizó la denuncia formalmente.
El miembro del Fosdeh denunció que dichas percoladoras adquiridas por Copeco, costaron 4,000 lempiras cada una según lo detallado por la página de Sefin.
En ese sentido, Zepeda dio a entender que estas estarían sobrevaloradas, pues en los diez aparatos se realizó una inversión de 40 mil lempiras.
De la misma forma, Zepeda también denunció la sobrevaloración en la compra de diez televisores plasmas. Esos aparatos electrónicos los adquirieron por 70 mil lempiras, o sea 7,000 lempiras cada uno cuando su monto oscilaba entre los 3,000 y 4,000 lempiras.
Además, Zepeda denunció la sobrevaloración de 12 dispensadores de agua, cada uno costó 5,000 lempiras según lo publicado por Sefin. En el mercado nacional estos aparatos se pueden adquirir a 2,490 lempiras.
Compra de ventiladores mecánicos
Del mismo modo, el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) publicó un informe donde exponía las irregularidades en la adquisición de ventiladores mecánicos, por parte de Copeco.
Los casos de corrupción vinculados a las compras distintas a los requerimientos técnicos, expuso que se compraron ventiladores mecánicos incompletos y con meses de retraso por parte de Copeco.
Informe del TSC
Del mismo modo, el Tribunal Superior de Cuentas (TSC) reveló un informe con «serias deficiencias» en las compras que realizó COPECO para combatir el coronavirus.
«De acuerdo a la revisión de la documentación solicitada a COPECO, sobre compras realizadas en el periodo 17 de marzo al 04 de abril, el TSC concluye que los procesos utilizados para su ejecución no cumplieron con las normas establecidas para una sana y buena administración”, indicó la institución.
«Los mismos no cuentan con la documentación administrativa necesaria para haber iniciado un trámite de compra. Por tanto, no se evidencian las autorizaciones correspondientes, denotando serias fallas administrativas que han permitido que muchos procesos de compra ya realizados o pendientes de hacerlo presentan deficiencias, que pueden traducirse en responsabilidades en una investigación especial posterior”, señaló el informe.
El TSC encontró “inconsistencias mayores y menores en 17 cheques pendientes de pago, por la suma de L16.662.388 (673.227 dólares)”.
La institución detectó además «inconsistencias mayores en cuatro cheques por L4.086.848 (165.125 dólares), los cuales están archivados y pendientes de pago».
También encontró “inconsistencias menores” en 13 cheques por L12.575.540 (508.102 dólares), los que “no cuentan con la documentación interna necesaria”, detalla el informe del Tribunal Superior de Cuentas.
A Gabriel Rubí también se le vinculó a la compra de una carpa disfrazada de «hospital móvil», que costó más de L5,5 millones, instalada en Villanueva, Cortés.
Por este caso, Rubí rindió declaración al Ministerio Público (MP) en calidad de investigado. Sin embargo, aún no hay ningún requerimiento en su contra.
Luego de todos los cuestionamientos, Gabriel Rubí renunció a la titularidad de COPECO en abril de 2020 y desapareció de la palestra pública.
Administración de Max Gonzales
Fue en octubre de 2020, casi seis meses de la renuncia de Rubí que el ex cantante de reguetón, Max Gonzales, mejor conocida como Killa, asumió la titularidad de COPECO, una administración que estuvo más marcada por denuncias que por éxitos alcanzados.
En noviembre de 2020, durante la devastación que generó Eta y después Iota en todo el Valle de Sula, fue el mes en que la COPECO y su ministro, Max Gonzales, se convirtieron en los «enemigos» del pueblo, debido a la inoperancia con que trataron esa emergencia nacional.
Así lo constataron las diversas denuncias que hicieron los mismos ciudadanos afectados, quienes criticaron el accionar de las autoridades de esa institución del gobierno.
Una buena samaritana denunció que ella junto a otros de sus familiares prepararon comida para los damnificados, pero personal de Copeco impidió que la entregara.
Max Gonzales «sacaba pecho»
Al titular de Copeco, Max Gonzales, lo señalaron de «sacar pecho» con la tragedia que vivían los habitantes del Valle de Sula.
Los ciudadanos denunciaron que el ministro de Copeco llegaba a las zonas de desastres a tomarse fotografías, para luego decir que ayudaba en las labores de rescate.
Por si no fuera poco, las autoridades de Copeco no permitían el ingreso de la ayuda humanitaria extranjera si no era a través de ellos. Eso provocó incluso que la comunidad judía y muchos otros extranjeros se negaran a enviar víveres para los hondureños afectados.
Al respecto, el Consejo de Rabinos de América (RCA), a través de una carta denunció que la COPECO los obligaba a entregar las ayudas humanitarias en nombre de la institución.
En noviembre del año pasado, trabajadores de salud denunciaron que COPECO le debía más de un millón de lempiras por alimentación a personal de triajes.
Max Gonzales y la institución que maneja (COPECO) cometieron errores que le salieron caros al país. Lo más lamentable de todo son los más de cuatro millones de hondureños que resultaron afectados por el paso de Eta, han recalcado analistas.
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