TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A criterio de la defensa de Roberto David Castillo, expresidente de la empresa Desarrollo Energéticos S.A. (DESA), en el juicio que se le siguió a su defendido, prevalecieron «mentiras y manipulaciones probatorias».
La reacción de la defensa de Castillo surgió minutos después de que el expresidente de DESA fuera declarado culpable por unanimidad de votos por el asesinato de la ambientalista Berta Cáceres ocurrido en marzo del 2016.
La Sala I del Tribunal de Sentencia determinó que hubo suficiente carga probatoria para determinar que Castillo Mejía fue coautor del delito de asesinato contra la ambientalista que se opuso al proyecto hidroeléctrico Agua Zarca.
Ante el fallo, la defensa emitió un comunicado en donde afirmaron que buscarán acudir a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) para interponer un recurso de casación, esperando que se «reconocerán las irregularidades cometidas en el debate del juicio oral».
De la misma forma, advirtieron que acudirán a las instancias internacionales, si las nacionales no responden. Además, en el mismo señalan que hubo injerencia de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que según ellos, promueven una agenda política.
El comunicado señala que «confiamos en que, en otras instancias, sean nacionales o internacionales, lograremos que la verdad prevalezca sobre las mentiras y las manipulaciones probatorias usadas por el Ministerio Público y las acusaciones privadas en un proceso construido a partir de conductas delictivas disfrazadas de investigaciones».
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Culpable
Culpable de ser el coautor intelectual del asesinato de Berta Cáceres encontró la Sala I del Tribunal de Sentencia de la CSJ a David Castillo, expresidente de DESA.
Ante de que se diera lectura al fallo contra Castillo Mejía, su madre había expresado: «Estamos positivos, confiando en el Señor que tendremos la victoria. Ninguna de las partes pudo probar nada en contra de mi hijo David Castillo. Él es inocente y por tanto, confiamos en Dios que hoy se dará una sentencia absolutoria».
Sin embargo, a Castillo se le declaró culpable de ser el coautor intelectual del crimen que arrebató la vida a la ambientalista. A Berta la asesinaron el 2 de marzo del 2016 mientras dormía en su casa de habitación ubicada en La Esperanza, Intibucá.
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