CORTÉS, HONDURAS. «Inb’utz Ajk’in, Honduras chinam«, así es como se dice «buenos días, pueblo hondureño» en la lengua maya, cultura ancestral, patrimonio de la humanidad y orgullo del país cinco estrellas.
En Honduras, los mayas ejercieron su mayor dominio en Copán, entre los siglos V y IX. Su hito más importante fue La Escalera de los Jeroglíficos, donde tallaron eventos relevantes. Se asentaron en Río Amarillo, a 18 kilómetros, durante su último periodo.
Pasados sus años dorados, poco a poco las costumbres mayas fueron desapareciendo, siendo desplazadas por las de otros pueblos, hasta que, hoy en día, para algunas personas es prácticamente desconocida la historia de tan gran civilización.
Aún hay mayas viviendo en la actualidad, pero pasan desapercibidos para muchos hondureños. Sin embargo, hay quienes se encargan de hacer que las tradiciones ancestrales continúen vivas hasta nuestros días, desde el idioma hasta el juego de la pelota, del cual se han celebrado campeonatos mundiales.
Una de esas personas apasionadas por la cultura maya ancestral es David Franco, un hondureño nacido en la capital de Honduras, muy lejos de Copán, pero a quien sólo un viaje le bastó para enamorarse de las ruinas y la historia que hay detrás.
Amor descubierto en medio de la dificultad
Su amor por la cultura maya surgió gracias a un documental que solía ver por televisión, hasta que un día en su casa cortaron la energía eléctrica y no pudo encender de nuevo gran aparato con antena. Su madre, en ese entonces, le leía libros sobre los mayas, de modo que continuó explorando la historia de esos ancestros en el occidente de Honduras.
«Soy de Tegucigalpa, hijo de una madre soltera, mi madre preciosa: Daisy Roda Franco, que fue, por decirlo así, la precursora de que yo, pues, tuviera esta pasión. Pasaba más o menos como el año de 1991, estaban por cumplirse los 500 años de la llegada de los españoles a tierras americanas, y por ese entonces recuerdo que estaba transmitiendo una serie de televisión española, por la televisión local: se llamaba las Mil y Un Américas. Trataba acerca de las culturas indígenas de este maravilloso continente», contó él.
«Esta historia comenzó con algo bastante, no trágico, pero sí fuera de lo común para un niño de aquel entonces. Mi abuela que era, por así decirlo, el sustento de la familia, pero, al fallecer hubo muchos problemas económicos. Aquí en la casa, que es donde yo sigo viviendo hasta el momento, aquí en el centro de Tegucigalpa, debido a la falta de recursos no cortaron la energía eléctrica,» agregó.
Primer viaje a Copán
David dejó de ver su serie, pero lejos de desmoralizar a su madre, más la motivó a sacar sus viejos libros de texto de la escuela, y empezó a hablarle sobre los mayas. Fue ahí donde él tuvo por primera vez contacto con el mundo del deporte ancestral de la pelota maya.
Pasaron los años y se mudaron a San Pedro Sula, en una casa con energía eléctrica, pero sin la presencia de un televisor. Ni modo, a David le tocaba continuar leyendo, aunque eso no era ningún problema para él.
«Llegó el año de 1996, aproximadamente, y yo estaba en San Pedro Sula. Se dio la oportunidad de hacer un viaje del colegio en el que yo estaba a Copán. Yo le pedí permiso a mi madre y ella no lo dudó en ningún momento; me dijo que sí. Fue más o menos en el mes de agosto. Bueno, llegué a las Ruinas de Copán, aproximadamente, a una edad de 13 años. Nunca imaginé de que dicha cultura o dicho lugar me llegase a cautivar tanto. Prácticamente quedé atrapado, nunca me fui», recuerda David.
Si bien tocó regresar a San Pedro Sula, el corazón y la mente continuaban en Copán. Eso hizo que se desarrollara una pasión por esa cultura y por ese lugar, pasión que día con día sigue creciendo.
Actualidad de David: divulgación maya
Ahora, varios años después tuvo la dicha de tener varios contactos, principalmente, el contacto del epigrafista mexicano Guillermo Cantón Rivera, quien ayudó con la escuela de epigrafía de Guatemala.
«Así fue que llegué a tomar mis primeros cursos de epigrafía, 2011, 2012, más o menos. Me estoy refiriendo interpretación de escrituras jeroglífica maya», dijo.
Con respecto al juego de la pelota maya, «intenté renacer ese proyecto aquí en Tegucigalpa, lo intenté también en la ciudad de Gracias, Lempira. No se dieron los esfuerzos. Pero ya a finales del 2016, principios del 2017, con un grupo de amigos fundamos la Asociación de Pelota Maya de Honduras«.
Gracias al esfuerzo de David y sus colegas, Honduras pudo participar en su primera Copa del Mundo de la Pelota Maya en Guatemala, en donde también participaron México, Belice y El Salvador. en esa ocasión quedó campeón Belice.
Posteriormente, el proyecto siguió, y en 2018 se conformó la primera Liga de Pelota Maya aquí en la ciudad de Tegucigalpa con cinco equipos. De ahí surgió la selección nacional que representaría a Honduras en la en la tercera Copa del Mundo de Pelota Maya que se llevó a cabo en El Salvador.
Rodó en Copán
Posteriormente, se vino la pandemia, y el proyecto se vio, de alguna manera, parado, pero se hizo una convocatoria para participar en la Cuarta Copa del Mundo en México, a la cual Honduras no pudo asistir dado a que la embajada no dio los visados correspondientes.
Pero, bueno, a raíz del no poder asistir a México, se decidió organizar de manera conjunta con el compañero Roberto Domínguez de El Salvador un torneo en Copán. «No tuvimos el apoyo gubernamental, un apoyo que nunca hemos tenido, la verdad», dijo.
«Fue una copa que sacamos gracias al apoyo de amigos y directivos de nuestra asociación y de personas emprendedoras en Copán, micro empresarios, emprendedores. Créame que hicieron fabulosa la organización», agregó.
¡Aprenda maya!
David se dedica a la enseñanza de Epigrafía, una profesión que no sólo es su verdadera pasión, sino que también sirve como sustento diario, pues además de hacer lo que le gusta, se encarga de que el legado maya continué hasta nuestros días. También estudió Ingeniería, aunque esa carrera no lo representa en lo más mínimo.
«Yo tengo dos páginas, una en Facebook y una en Instagram, las dos se llaman «El ABC de los Jeroglíficos Mayas». En Facebook tengo aproximadamente 50,000 seguidores y en Instagram anda más o menos en 12,000. Yo divulgó e interpreto patrimonio de la cultura maya, no sólo de Copán, sino a nivel mesoamericano. La mayoría de seguidores es del hermano país de México, realmente de Honduras son muy pocos», lamentó.
Muchos dan a los mayas como una civilización muerta, pero entre nosotros aún hay descendientes directos, como la etnia maya chortí, una cultura muy poco estudiada, bastante desconocida, pese a que se trata de «cultura ancestral viva».
Hace años a David le decían que dedicarse a la divulgación de la cultura maya no le traería estabilidad económica, pero, según contó, vale la pena dedicar a lo que le gusta, pese a que haya obstáculos en el camino.
«Poder leer su escritura jeroglífica es un sueño cumplido, soñé también poder hablar su idioma, así que, sí me he realizado en ese aspecto. Ha sido una vida de sacrificio, de envidias, de enemistades, incluso hasta de la propia familia», sostuvo.
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