Según estudios científicos del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC, en la ciudad de Alicante, y del Instituto Central de Salud Mental de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, los cambios estructurales cerebrales -a causa del alcohol- observados son muy diversos.
La investigación muestra que seis semanas después de que las personas dejan de beber, siguen produciéndose cambios en la materia blanca del cerebro, según revela el estudio de neuroimagen realizado a 91 pacientes y publicado en 2019.
Por ende, las personas en observación tienen una edad media de 46 años, y fueron voluntarios internados en un hospital de Alemania para su tratamiento de rehabilitación de un trastorno por consumo de alcohol.
Para sacar las conclusiones del estudio, se compararon las resonancias magnéticas cerebrales de los bebedores con un grupo control sin problemas de alcohol, compuesto por 36 varones con una edad media de 41 años.
En consecuencia Santiago Canals, del grupo de Plasticidad de las Redes Neuronales, dijo: “Nuestro estudio arroja nueva información sobre dos aspectos fundamentales de la enfermedad».
Esas parte se dividen en: la fase inicial de la abstinencia, que es muy importante en esta patología, pues es cuando la probabilidad de recaída es máxima.
El objetivo a largo plazo es entender la fase de abstinencia para prevenir las recaídas en el alcoholismo. En ese sentido, han probado que las personas, «lejos de comenzar la recuperación cerebral inmediatamente tras dejar de beber, las alteraciones siguen progresando».
El consumo excesivo
Para los analistas médicos, este descubrimiento arroja que hay otro proceso que subyace al consumo de alcohol, es iniciado por un consumo excesivo, pero sigue progresando en ausencia de este, en las fases iniciales de abstinencia.
“Nuestro objetivo ahora es caracterizar este proceso y buscar la manera de detenerlo, pues pensamos que al hacerlo también disminuiremos la probabilidad de recaída de los pacientes”, subraya el investigador.
El otro aspecto fundamental del trabajo es que, “empleando un modelo animal, hemos podido demostrar que el consumo de alcohol necesario para disparar este proceso es más bajo de lo que podría pensarse».
En nuestras investigaciones, un consumo crónico y elevado de alcohol por un periodo relativamente reducido (un mes en el modelo animal) ya es suficiente para iniciarlo”, detalla Canals en una entrevista con cuidateplus.marca.com.
Explicación del daño cerebral observado
Sobre el daño cerebral provocado por el alcoholismo, Canals cuenta: “Hemos empleado imagen cerebral de difusión y nos hemos centrado en la sustancia blanca, compuesta fundamentalmente por las fibras nerviosas (axones). Estas conectan las neuronas en distintas regiones cerebrales».
De tal forma, que se basan en un modelo matemático para explicar en términos biológicos las alteraciones encontradas en difusión.
«Nuestros datos podrían explicarse por una desmielinización de las fibras (pérdida de la cubierta de los axones, equivalente al aislante de los cables eléctricos. Y que permite el correcto funcionamiento de los mismos), por una respuesta inflamatoria o una combinación de ambas”, enfatiza.
Concluyen que “más que el tiempo, era el nivel de consumo y, efectivamente, encontramos una asociación significativa. A mayor consumo diario de alcohol, mayores alteraciones cerebrales encontramos en abstinencia”.
Las recaídas
Sobre la recaída en ese periodo en que el bebedor o bebedora se abstiene, señala que es más fácil porque ese periodo «representa un estado cerebral en sí mismo».
Es decir, «la función cerebral cambia entre la fase de exposición al alcohol y la fase de abstinencia».
Por lo tanto, en esa última, «la actividad no retorna al estado basal antes del consumo.»No podemos explicar exactamente cuáles son las causas neurobiológicas de la recaída”.
Es importante mencionar, que la autora de la investigación es Silvia de Santis, del grupo de Plasticidad de las Redes Neuronales del UMH-CSIC.
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