Tocoa, Colón, Honduras.- Levantaba su mano, apresurado, cada vez que en la escuela los profesores convocaban un concurso. Sentía que debía poner a prueba su talento, porque dibujar y pintar fue algo que siempre le apasionó desde que tiene uso de razón. “Creo que los ganaba todos”, dice, refiriéndose con cierto rubor a esos concursos.
Daniel Alejandro Lemus Rivas (3 de abril de 1984) recuerda así su infancia en Ilanga, una pequeña aldea próxima a Trujillo, ciudad donde nació. Siendo ya un joven se mudó a Tocoa, donde actualmente muchas obras suyas le dan un toque distintivo a la ciudad. Su sello creativo está plasmado en escuelas, negocios e incluso clínicas privadas cuyas instalaciones lucen sus cuadros y murales.
Pero el prestigio del que goza hoy en día es algo que debió ganarse a pulso, “pintando cada día, sin abandonar mis sueños”.
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Sus años como profesor
Años después, habiéndose graduado de profesor en un instituto Normal Mixto, el destino quiso que pusiera a prueba sus dos principales facetas: “Trabajé en una escuela privada por cinco años. Mi cargo ahí era profesor de clases de arte y clases de reforzamiento para niños con problemas de aprendizaje”.
Se sentía como pez en el agua e impartía las clases con especial devoción; “siempre tratamos de transmitirles nuestro conocimiento a los jóvenes y niños que tienen ese don”. Y ese ímpetu, que resulta evidente y notorio cuando hablamos con él, seguramente hizo que los padres de algunos de ellos luego lo buscaran para que impartiera a sus hijos algunas clases privadas.
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Uno de sus alumnos “lo marcó”
Daniel relata que en sus clases había varios niños que demostraban especial interés por el dibujo y la pintura, pero fue uno de ellos quien destacó sobre el resto: “Hubo un niño muy especial que a mí me marcó”, y es que ese niño “siempre iba a mi casa y me miraba pintar, y me decía: ‘profe, yo quiero aprender más’”.
En consecuencia, años después el niño “se fue a estudiar a Tegucigalpa, a la Escuela Nacional de Bellas Artes. Y posteriormente migró a Estados Unidos”. No obstante, “miré dos o tres cuadros de él y es increíble, pareciera que es un artista con un recorrido mucho mayor”.
Y reconoce que “me gusta creer que yo tuve algo que ver, aunque sea poquito, en el desarrollo del talento de ese niño. Es algo que me hace sentir orgulloso”.
Vea la entrevista:
Se “volcó” en la pintura
Esas acciones, sumadas a su deseo constante de seguir pintando y enseñando, hicieron que el trabajo de Daniel ganara cada vez más adeptos y notoriedad; muchos tocoeños ahora lo buscan para obtener sus pinturas y así poder colocarlas en sus salas u oficinas, y algunas escuelas lucen, radiantes, sus murales para gozo de los niños que en ellas estudian.
Sin embargo, el suyo no ha sido un camino fácil, ya que “de las instituciones gubernamentales el apoyo que he recibido es casi nulo”, lamenta; aunque sí reconoce que lo más valioso es que cuenta “con el apoyo de la población, de los empresarios, de los emprendedores, de las personas que luchan a diario, ellos sí me apoyan bastante”.
Y es que Daniel asegura que, en una ciudad relativamente pequeña, como Tocoa, siempre tiene propuestas de trabajo que le permiten contribuir al sustento de su hogar y apoyar así a su esposa Maricely y su hija Daniela, a quien, cómo no, ya empezó a enseñar a pintar.
Por consiguiente, una vez más la vida ha querido que vuelva a poner en práctica sus dos grandes pasiones: pintar y enseñar. La directora de una escuela local de ballet le ofreció en días recientes impartir clases de pintura semanalmente a sus niños, algo que, sin titubeos, Daniel respondió “con mucho gusto y entusiasmo lo vamos a hacer, para mí sería un placer compartir mis conocimientos”.
Exposición de sus obras
Las obras de este artista están expuestas en su cuenta de Facebook Daniel Alejandro Lemus Rivas, pero también pueden ser vistas en directo en las exposiciones que con relativa frecuencia son organizadas en Tocoa y las ciudades aledañas.
La última de estas exposiciones fue durante el Festival Gastronómico de Tocoa el pasado agosto. Ahí Daniel y muchos otros artistas de la zona exhibieron sus pinturas para deleite de una ciudad que, pese a su desarrollo y talento de su gente, carece de una Casa de la Cultura donde se puedan fortalecer los distintos procesos de desarrollo cultural.
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