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jueves, noviembre 21, 2024

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AFP. Una multitud jalea en una atestada habitación cuando un corpulento hombre tatuado termina de apalear a un joven recluta y lo acoge en un abrazo. Así termina su rito de iniciación de una de las bandas «chicanas» de Tailandia.

Esta subcultura mexicoamericana se ha abierto paso en Asia, con gente en Japón y ahora en Tailandia, adoptando las músicas, el estilo y los contoneos de este movimiento nacido en Estados Unidos en los años 1960.

Chicanos en Tailandia
Vestidos con camisetas holgadas y tejanos, bandanas y gafas de sol que solamente cubren parcialmente sus intrincados tatuajes. Algunos tailandeses se dejan ver cada fin de semana en las húmedas calles de Bangkok celebrando la fusión entre sus tradiciones y la cultura chicana.

Pero mientras el movimiento chicano nació en Estados Unidos como una fuerza política y social para combatir la opresión contra la población de ascendencia mexicana, su reinterpretación tailandesa se centra principalmente en su estética.

«Solo quiero combinar un toque tailandés con el estilo chicano para hacer este estilo de vida simple y accesible», explica el líder de la banda, Chalakorn «Leng» Arttanasiri, al bajarse de su Harley-Davidson.

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Apurando el cigarrillo, el hombre de 40 años, con su cuerpo tatuado de imágenes de la Virgen María, una diosa maya y parte del elenco de la película «El Padrino«, afirma que su grupo, «Barbarian Has a Gun 13«, celebra la ropa y los tatuajes chicanos.

el líder de la banda, Chalakorn "Leng" Arttanasiri
Con un pasado en el tráfico de drogas, Leng creció en una barriada y estuvo en prisión antes de gestionar un negocio de importación de ropa chicana que lo llevó a crear este grupo.

Acusaciones de apropiación cultural

Sus miembros rechazan las acusaciones de apropiación cultural, asegurando que aprovechan unos valores compartidos de clase humilde para producir una cultura «Taicana«.

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«En días normales, vestimos como gente normal», dice Leng. «Pero en los días de reuniones como este, necesitamos tener opciones para nuestra vestimenta para que podamos vernos elegantes y presumir como los otros», asegura.

Pero, a pesar de la dura iniciación, ellos no practican la violencia con la que Hollywood suele asociar a estos grupos.

«Solo es una forma de demostrar su voluntad», explica Leng sobre la paliza de 13 segundos que deben aguantar los nuevos integrantes.

«No podemos ir por allí pegando a otros grupos para demostrar nuestra superioridad», asegura.

«Vivimos en paz porque estamos en una ciudad budista. Estamos en Tailandia«.


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