REDACCIÓN. Una prueba de embarazo detecta en el organismo la presencia de la hormona gonadotropina crónica humana (HCG) producida por la placenta, cuyos niveles aumentan tras la implantación del óvulo.
En las mujeres con actividad sexual, algunas señales alertan sobre la posible gestación. En farmacias y supermercados, consigues el test casero que arroja conclusiones con la orina. Más especializado es el examen de sangre.
Así funciona una prueba de embarazo
De acuerdo con la marca de la prueba, varía el proceso. Es importante leer y seguir las instrucciones del fabricante. Algunos piden orinar en un envase, con una especie de pipeta plástica succionar unas gotas y vaciarlas en la banda química. Otros solicitan orinar directamente sobre la barrita.
En todo caso, después de unos minutos se busca una coloración para el resultado. Dos rayas rojas paralelas significan positivo. Solo una es negativo. Conviene aprovechar la primera micción del día. Igualmente, hay tests que en lugar de rayas anuncian con una palabra o un signo el positivo.
Si prefieres ir al laboratorio, el bioanalista extrae con una jeringa la muestra de sangre, la traslada a un tubo y procede al análisis. Para este examen, no es necesario ayunar. Cualquiera de las pruebas es para descubrir la gonadotropina crónica humana.
¿Cuáles son las señales para hacerte una prueba de embarazo?
Los síntomas de embarazo no son estrictamente iguales. La amenorrea, o ausencia del período, es el que suele repetirse. No obstante, cuando comienza esta etapa, un leve sangrado correspondiente a la implantación del óvulo no es motivo de preocupación, indica la revista Reproducción Asistida ORG. Una vez que avanza la gravidez es importante consultar al médico.
Aunque no significa obligatoriamente que esperas un bebé, el estreñimiento, los calambres, los cambios de humor y el oscurecimiento alrededor de los pezones son consideradas señales de embarazo, junto con las siguientes.
Vómitos o náuseas
Al mes de quedar embarazada, es posible experimentar náuseas y vómitos. No hay una hora específica para sentirlos. Esta sensación de asco se atribuye a los cambios hormonales, el estrés y los bajos niveles de azúcar en la sangre.
Fatiga
El aumento de la progesterona y la rapidez con que trabaja el metabolismo produce cansancio o fatiga, lo que deriva en somnolencia a lo largo del día. De hecho, esta fatiga suele ser muy acusada y, por eso, las embarazadas suelen dormirse en cualquier posición y lugar.
Abdomen inflamado
Similar a lo que pasa con el síndrome premenstrual, es probable que el abdomen se hinche las primeras semanas de gestación. Notar, entonces, el vientre inflamado puede ser síntoma de la gestación.
Antojos o aversión a ciertos alimentos
La sensibilidad aumenta estando en cinta. Así como tienden a gustarte unas comidas y olores, también rechazas otros. Nuevamente, la raíz yace en la transformación hormonal.
Dolor y recrecimiento en los senos
Cierta incomodidad afecta los senos al principio de la gravidez: percibes más dolor y crecen un poco, pues se preparan para la venidera lactancia. Tranquila, el cuerpo se adapta.
Micción constante
Orinar en un día más veces de lo habitual también es una pista. Ocurre porque los riñones procesan líquido extra debido a que hay mayor cantidad de sangre en tu organismo.
Congestión nasal
Por raro que parezca, sentir la nariz tapada o con exceso de mocos es un signo común en las embarazadas. Esta condición se da al hincharse y resecarse las membranas mucosas, debido al incremento de hormonas y la mayor producción de sangre.
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