El ciudadano preside Juan Orlando Hernández ha declarado su disposición de gestionar para que Costa Rica retome su participación política en el Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en función de la Presidencia Pro-Tempore de esta organización regional recientemente asumida por Honduras.
Aparentemente, el retiro del presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, de la reunión de la Junta de Presidentes del SICA realizada la semana pasada en Guatemala, está vinculado al hecho de haber fracasado en su intento de incluir, a contracorriente, el tema de los migrantes cubanos en aquel país.
De acuerdo con las declaraciones del mandatario tico, Costa Rica se abstendría de participar en las instancias políticas de la integración, lo cual no significa, de ninguna manera, que se ha retirado totalmente del SICA.
Esa actitud corresponde a la tradicional posición costarricense de sentarse a la mesa de la integración centroamericana, pero únicamente sirviéndose a la carta, con el menú en la mano. De tal modo que Costa Rica nunca ha querido formar parte, por ejemplo, del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) ni de la
Corte Centroamericana de Justicia (CCJ), ambas instituciones políticas. Independientemente del conflicto fronterizo con Nicaragua, en el que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) falló en contra de la postura nicaragüense, el problema de bulto en este caso es la crisis migratoria que afecta a Costa Rica, ocasionada por la migración de casi 8,000 cubanos.
Este tema, de suyo muy complicado, no podría formar parte de la agenda del SICA porque no guarda las características del masivo desplazamiento migratorio de los países de Medio Oriente hacia los de la Unión Europea, el cual indudablemente configura una colosal crisis humanitaria causada por lo que amenaza ser un preludio de la III Guerra Mundial.
El problema de la migración cubana a Costa Rica, en tránsito hacia Estados Unidos, está revestido de serias dificultades (económicas, políticas, sociales y de seguridad) que los demás países de la región no están en condiciones de afrontar sin que existan garantías concretas tiempo-espacio, como puente de paso hacia el norte, en el contexto del principio de la responsabilidad compartida diferenciada.
La solución de esta crisis migratoria, que se circunscribe de hecho a Costa Rica, queda en última instancia directamente relacionada con la política migratoria de Estados Unidos de América (EUA), de la que México es intermediario, solapado a veces.
Por el momento, pareciera que, por el momento, el tratamiento de este problema se buscaría en la Organización Internacional de Migraciones (OIM), como quien se sacude una brasa del trasero, aunque la OIM no ha resultado efectiva en relación con la crisis de los refugiados en la UE.
Sin embargo, siempre hay un rayo de esperanza con el liderazgo del ciudadano presidente Hernández Alvarado, ahora que Honduras tiene la Presidencia Pro-Tempore del SICA y la Presidencia Pro-Tempore de la Conferencia Regional sobre Migración (PPT-CRM). Soñar no cuesta nada…