Una nueva investigación indica que el coronavirus puede invadir y destruir la placenta, y provocar la muerte del feto en las mujeres infectadas.
Es un resultado poco común en cualquier embarazo, pero las mujeres con COVID-19 tienen un mayor riesgo. Las autoridades creen que la vacunación puede ayudar a prevenir estos casos.
Investigadores de 12 países, incluido Estados Unidos, analizaron el tejido de la placenta y de la autopsia de 64 mortinatos y cuatro recién nacidos que murieron poco después del parto. En todos los casos se trataba de mujeres no vacunadas que habían tenido COVID-19 durante su embarazo.
El estudio refuerza la evidencia de informes de casos y confirma que es el daño a la placenta, más que la infección del feto, la causa probable de muchos mortinatos relacionados con el COVID-19, dijo el doctor Jeffery Goldstein, patólogo de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, quien no participó en el estudio.
El informe se publicó el jueves en la revista científica Archives of Pathology & Laboratory Medicine.
La evidencia previa indica que las probabilidades de que se produzca un mortinato son más altas de lo habitual en las mujeres embarazadas con COVID-19, en especial de la variante delta.
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Las recomendaciones de vacunación incluyen a las mujeres embarazadas y señalan que tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones cuando se infectan.
El autor principal del estudio, el doctor David Schwartz, patólogo de Atlanta, dijo que hay otras infecciones que pueden infiltrarse en la placenta y provocar la muerte fetal, por lo general infectando y dañando al feto. Un ejemplo reciente es el virus del zika.
Él y sus colegas querían ver si ese era el caso de las muertes fetales en mujeres con COVID-19. Pero lo que encontraron fue casi lo contrario: era la placenta la que estaba infectada y se destruía en gran medida.
“Muchos de estos casos tenían más del 90% de la placenta destruida, lo que resulta muy aterrador”, afirmó Schwartz.
El tejido normal de la placenta tiene un tono rojizo saludable y esponjoso. Los especímenes que estudiaron estaban rígidos, con decoloraciones oscuras de tejido muerto. Aunque otras infecciones pueden dañar la placenta en ocasiones, Schwartz dijo que nunca había visto que causaran una destrucción tan consistente y extensa.
FUENTE: ASSOCIATED PRESS.
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