CORTÉS. La imagen que mostraba el terreno árido que quedó en la 33 Calle de San Pedro Sula, zona norte de Honduras, tras el corte de árboles con años y años de antigüedad, causó conmoción en los ciudadanos y la entidad encargada de aprobar los permisos, la División Municipal Ambiental (DIMA), se pronunció al respecto.
En el tramo que desde el Estadio Olímpico va hacia el Polvorín, profesionales de la construcción efectúan el ampliamiento de la calle a cuatro carriles y trabajan en un nuevo puente como parte de las obras del proyecto Siglo 21 de la compañía William y Molina.
La indignación invadió a los pobladores de las colonias aledañas como la Guillén, Luisina, Brisas del Merendón y Perfecto Vásquez. Árboles frondosos que estuvieron antes de la creación de los caseríos fueron cortados por completo.
Ante esto, la gerente de DIMA, Cristy Raudales, manifestó que para autorizar el corte de árboles, los ciudadanos o empresas deben presentar el permiso de construcción.
En ese sentido, el proyecto Siglo 21 obtuvo la concesión de más de 20 obras en la capital industrial; una de las cuales se ejecuta en la 33 Calle. El contar con el apoyo de la Alianza Público Privada (APP) facilita el proceso y la obtención de permisos.
Raudales dijo que hay casos en los que los árboles pueden rodearse pero termina siendo peligroso e incómodo para el conductor. Agregó que algunos de los casos por los que cortan árboles antiguos es porque están podridos y representan un peligro o daño para los ciudadanos y los bienes.
DIMA aclara que hay multas
No obstante, aclaró que por cada árbol cortado se deben sembrar tres, y diez, cuando estén en veda. En caso de no acatar las especificaciones del Reglamento Ambiental, la compañía lidiará con una millonaria multa.
Finalmente aseguró que hay una comisión encargada de evaluar si se necesita o no cortar un árbol. A pesar de que cuentan con especialistas, poco se piensa en el impacto que tendrá la tala en esos sectores.
En la actualidad, el largo tramo se reduce a oleadas de polvo y el calor sofocante llega a cada rincón. Los pobladores se quedaron sin la brisa fresca y limpia; además, ya no hay sombra que los refugie cuando el sol azote con intensidad.
